Piedras de Chile

Piedras de Chile

Piedras de Chile, pómulos, pañuelos
del rostro siempre eterno de tus montes,
pálidas, labriegas, traviesas como el río,
con el que cantan mientras muelen su sueño hacia las playas.
Piedras pintadas de rojo por el odio,
encadenadas a un olvido que no logró victoria,
testigos del tahúr, del fusilero, del lamento
y de la honda justiciera de mi pequeño pueblo amado.
Piedras de Chile, talismanes en las manos
de los niños, del pájaro, de la plaza polvorienta,
cómo brillan y laten, pulidas por las costas,
cómo suenan y corren en el alud de los inviernos,
cómo observan calladas el paso de los tiempos
y en iglesias y en pircas el nudo de las vidas.
Piedras de Chile, paridas por volcanes,
por sexo entre desiertos y lunas olvidadas,
por hornos olorosos a pan de tierra y canto,
por hombres y mujeres que de ellas forjan patria,
peces, plantaciones, ciudades sin tinieblas,
pues donde hubo tinieblas del entrechoque brotan luces,
de la lucha que ancestral nos une brotan cielos
y corazones que persisten en el amor como una piedra.
Piedras de Chile, compañeras de mi sueño,
reparten su fulgor por las fronteras del planeta,
alientan en la flor que condecora los duraznos
y en el niño que en sus ojos de piedra busca signos,
pañuelos, alacranes, caminos al futuro.
Un día cesarán los latidos de cada hombre,
de cada hembra que valiente su piel pule como piedra
que en la lluvia se hace hermosa para engendrar la nueva vida.
Entonces, piedras de Chile, habrán de oírse
los compases con que el amor frente a la muerte
las vuelva corazones resurrectos, palpitantes,
que traigan nuestro ejemplo a los que vienen y se han ido,
a los que entonces en vuestra piel hallen el nombre de mi tierra.

14 12 11

Hermosos versos a tu tierra amigo, siempre abriendonos las puertas de aquel chile hermano que me encantaría un día conocer.