Copiosas lluvias caían en el estiaje de febrero,raro muy raro ya que en esos parajes casi nunca llovía;gotas cristalinas caían y caían acompañando a las lágrimas de aquél que amó a la mujer que se fue por otros caminos.Esa ausencia lo llevaba a la demencia por ese alejamiento brusco e intempestivo,y la noche que se alarga y alarga sabiendo que en esa noche jamás se pondría el sol para iluminar su razón.Se habia quedado solo,el horizonte oscuro para su vista lo miraba,a la par que lloraba y de dolor se embriagaba.
Magia en la oscuridad de esa noche de estiaje,en el horizonte embriagado de dolor brillaba una estrella(tal vez un sol lejano),que iluminó la razón de aquél que vertía llantos copiosos e hizo que bajara a las dunas del desierto,siempre con su vista puesto en el horizonte; percibe sollozar,por medio de una canción,a una mujer que se acera a él,mientras el creciente lunar se fundía con ella y con la arena.
El paso de su vida se detiene frente a la figura de esa mujer,extemadamente hermosa,borrando por segundos de tiempos extensos a aquella que se fue lejos de él.Vierte palabras antes que ella siga su curso,exclamando:¡Ah,mujer escrita en las profecías de mis sueños! Detente frente a mi,habla,que de mis ojos llorosos saldrán los tesoros de amor...Se sientan en las dunas para intercambiar vivencias.
Dice ella:Esta noche no he cenado sino arena como si fueran hogazas de pan.
Y él le cuenta: Ausencia fue demencia el día que me dejó la mujer que más quería y protegía,mis ojos por fuerza se llevaron a copiosas lágrimas y mis labios todavía sienten las mieses de sus labios y ahora tu canción se torna mi extravío y creo que con tu presencia la noche anuncia el día,un nuevo día.
Un paréntesis en la conversación,no demasiado extenso,ella conversa con su propio cuerpo,al darse cuenta el hombre que ya dejó de llorar le dice tiernamente: ¿Conversas así por que estás embarazada?,la respuesta es inmediata: ¡Si!,estoy encinta....
La hora del amor se había alzado entre los dos,revoloteaba con gotas finas de lluvia en sus corazones,no había más que esperar,ella fue capaz de decir: Es tuyo mi cuerpo,tómame o déjame,no entremos más al desierto de las angustias...
Cuando la lluvia apaciguaba se atrevió a decirle: Te tomo y gracias por ese hijo que nacerá como mío.
El recuerdo de los malos momentos quedó atrás,las lágrimas se secaron,la lluvia desapareció,el hombre y la mujer se fueron a la ranchería de aquél.Las penas quedaron en el olvido,un nuevo nido de amor y de futuro benevolente los esperaba.Confirmábase el decir "En el laberinto del desierto tendrás la más hermosa y tierna morada"
MOVS 2012
Magia en la oscuridad de esa noche de estiaje,en el horizonte embriagado de dolor brillaba una estrella(tal vez un sol lejano),que iluminó la razón de aquél que vertía llantos copiosos e hizo que bajara a las dunas del desierto,siempre con su vista puesto en el horizonte; percibe sollozar,por medio de una canción,a una mujer que se acera a él,mientras el creciente lunar se fundía con ella y con la arena.
El paso de su vida se detiene frente a la figura de esa mujer,extemadamente hermosa,borrando por segundos de tiempos extensos a aquella que se fue lejos de él.Vierte palabras antes que ella siga su curso,exclamando:¡Ah,mujer escrita en las profecías de mis sueños! Detente frente a mi,habla,que de mis ojos llorosos saldrán los tesoros de amor...Se sientan en las dunas para intercambiar vivencias.
Dice ella:Esta noche no he cenado sino arena como si fueran hogazas de pan.
Y él le cuenta: Ausencia fue demencia el día que me dejó la mujer que más quería y protegía,mis ojos por fuerza se llevaron a copiosas lágrimas y mis labios todavía sienten las mieses de sus labios y ahora tu canción se torna mi extravío y creo que con tu presencia la noche anuncia el día,un nuevo día.
Un paréntesis en la conversación,no demasiado extenso,ella conversa con su propio cuerpo,al darse cuenta el hombre que ya dejó de llorar le dice tiernamente: ¿Conversas así por que estás embarazada?,la respuesta es inmediata: ¡Si!,estoy encinta....
La hora del amor se había alzado entre los dos,revoloteaba con gotas finas de lluvia en sus corazones,no había más que esperar,ella fue capaz de decir: Es tuyo mi cuerpo,tómame o déjame,no entremos más al desierto de las angustias...
Cuando la lluvia apaciguaba se atrevió a decirle: Te tomo y gracias por ese hijo que nacerá como mío.
El recuerdo de los malos momentos quedó atrás,las lágrimas se secaron,la lluvia desapareció,el hombre y la mujer se fueron a la ranchería de aquél.Las penas quedaron en el olvido,un nuevo nido de amor y de futuro benevolente los esperaba.Confirmábase el decir "En el laberinto del desierto tendrás la más hermosa y tierna morada"
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