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por Recaredo Dom Dic 04, 2011 2:57 pm[b]El Profeta que vino del polvo (canto IX)
IX
Pues, ya hemos permanecido bastante
tiempo en estado larval.
Sabed que no otra cosa sino el miedo
es lo que ha impedido el desarrollo
de nuestras alas.
No se heredan; aunque intenten hacernos
creer lo contrario, los estigmas de nuestros
antepasados.
Como tampoco debería heredarse
los privilegios.
Por tanto, no carguemos sobre nuestras
espaldas pesos ajenos.
El hombre sólo es responsable de sus
propios actos.
El peso de su culpa por sus malas
acciones le produce infelicidad.
Ligereza, satisfacción, gozo
y alegría le producen las buenas.
El justo puede vivir feliz, aún en
medio de la podredumbre
Mas, para ser justo hay que comprometerse
también a que la justicia florezca
en ese entorno.
Por eso, el escaso número de justos.
No es justo aquel que presume de serlo,
y se encierra en su caparazón, ajeno
a las tribulaciones de los demás.
IX
Pues, ya hemos permanecido bastante
tiempo en estado larval.
Sabed que no otra cosa sino el miedo
es lo que ha impedido el desarrollo
de nuestras alas.
No se heredan; aunque intenten hacernos
creer lo contrario, los estigmas de nuestros
antepasados.
Como tampoco debería heredarse
los privilegios.
Por tanto, no carguemos sobre nuestras
espaldas pesos ajenos.
El hombre sólo es responsable de sus
propios actos.
El peso de su culpa por sus malas
acciones le produce infelicidad.
Ligereza, satisfacción, gozo
y alegría le producen las buenas.
El justo puede vivir feliz, aún en
medio de la podredumbre
Mas, para ser justo hay que comprometerse
también a que la justicia florezca
en ese entorno.
Por eso, el escaso número de justos.
No es justo aquel que presume de serlo,
y se encierra en su caparazón, ajeno
a las tribulaciones de los demás.
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