Señora

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Diga la verdad, señora,
cuando hace el amor con él,
asumiendo su papel,
su sed de mi la devora.

Es cierto que usted me añora
cuando él la toma en su lecho,
gritando dentro del pecho
que acabe pronto la aurora.

¿No es cierto que usted, señora,
desea estar en mis brazos,
y aunque estén hechos pedazos,
sus sueños, usted me adora?

Seguro que estando sola
se ha acariciado en mi nombre
y que jamás otro hombre,
la ha hecho llegar a esa ola.

Yo sé que llora en su lecho,
porque sé, que le hago falta,
pues la colina mas alta
la escaló junto a mi pecho.

Si fuera justa la vida
viviría usted conmigo,
no con mi mejor amigo,
sin el dolor de esta herida...

Hermoso poema Julio, precioso
en todo sentido.
Sabes, hay algo que dificilmente se comprende
¿ Por qué los hmbres se creen inolvidables e irreemplazables?

claudia zarate escribió:Hermoso poema Julio, precioso
en todo sentido.
Sabes, hay algo que dificilmente se comprende
¿ Por qué los hmbres se creen inolvidables e irreemplazables?

Gracias, amiga.
¿Sabes?, no creo que el hombre se sienta irreemplazable ni inolvidable, quizás no supe dejar el mensaje, pero aquí, en éste poema, se nota la desesperación de quien está en segundo lugar, el amante, queriéndose convencer a si mismo, estando totalmente comprometido sentimentalmente con ella, de que él es mejor amante que su amigo, quien ocupa el lugar que el pretende.
No es mas que un pobre diablo enamorado de la mujer de su amigo....
Yo, como soy de otra época, siempre puse a la mujer en un pedestal, sé que tampoco es lo correcto, porque en las cosas del amor o entre las sábanas es mas amante quien mas disfruta brindando.

Beso