Desde entonces
Te conozco en mi sed.
En la rítmica respiración
gota a gota.
En el perfume
de la magnolia
y el enebro.
Te conozco en el silencio;
y te celebro
con gratitud
en la música,
en la porción que tú le diste
a mis sentidos.
En cánticos silvestres
de aves y grillos.
Yo te vislumbro
en la flor herida
por la luz
del mediodía.
Te percibo
en el ritmo de un verso,
dictado por la brisa.
En la sinfonía de colores
que susurran tu eternidad.
Llevo tu existencia plena
en mi vida breve.
Desde entonces te conozco
en toda tu verdad.
Ingrid Zetterberg
Dedicado a mi adorado Dios y Creador
Todos los derechos reservados
S.C. Cta. # 1107040430657
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