Alisto los paños donde llueves
y celebro las gotas de amaranto
de tu huella de perfumes leves
ó el encierro de tu pluma en el quebranto.
A solazar tu tibia llamarada puede una
del velamen solo adverso tu piel pura
tu dosel de vanguardia sólo hay una
que repara mi vajel como miel dura.
Adverso el clamor que sentencia el paraíso
de tus ojos la ilusión y el firmamento
del sutil enclave y huella al elemento
de la ausencia, tal vez, ó sólo un rizo.
Al declamar de tu sobre la púrpura realeza
que es confianza a mi sostén como dulzura
agobia un freno en las alas tu clausura
ó el delirio de beber aún más de la rudeza.
Sólo el viento se añade como inmerso amigo
el destierro de un zorzal que puede en vano
admirar la proeza de tu propia mano
ó enmendar la riqueza de tu fraterno ombligo.
Pues desnudez que restaura tu ornamento
obliga a desvestir la sola albura
que en el canto del silencio a tu miel pura
esgrima al viento es, sandalia tu elemento.
Y se impropia la sal que es satino semblante y aún decrece
por el nupcial arrebol de tus mejillas
que aún en el tropel de tus rodillas
baila en el frío y el calor las embellece.
Como elemento sutil la envergadura
del solo hecho de cautivarme tu simiente
es el silencio al plectro del hirviente
arremetida del cristal del agua oscura.
Y en el sigilo de vertir tus amplias añoranzas
errante he de admirar los canastos de esperanzas.
y celebro las gotas de amaranto
de tu huella de perfumes leves
ó el encierro de tu pluma en el quebranto.
A solazar tu tibia llamarada puede una
del velamen solo adverso tu piel pura
tu dosel de vanguardia sólo hay una
que repara mi vajel como miel dura.
Adverso el clamor que sentencia el paraíso
de tus ojos la ilusión y el firmamento
del sutil enclave y huella al elemento
de la ausencia, tal vez, ó sólo un rizo.
Al declamar de tu sobre la púrpura realeza
que es confianza a mi sostén como dulzura
agobia un freno en las alas tu clausura
ó el delirio de beber aún más de la rudeza.
Sólo el viento se añade como inmerso amigo
el destierro de un zorzal que puede en vano
admirar la proeza de tu propia mano
ó enmendar la riqueza de tu fraterno ombligo.
Pues desnudez que restaura tu ornamento
obliga a desvestir la sola albura
que en el canto del silencio a tu miel pura
esgrima al viento es, sandalia tu elemento.
Y se impropia la sal que es satino semblante y aún decrece
por el nupcial arrebol de tus mejillas
que aún en el tropel de tus rodillas
baila en el frío y el calor las embellece.
Como elemento sutil la envergadura
del solo hecho de cautivarme tu simiente
es el silencio al plectro del hirviente
arremetida del cristal del agua oscura.
Y en el sigilo de vertir tus amplias añoranzas
errante he de admirar los canastos de esperanzas.
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