El más grande, el niño-hombre...

El más grande, el niño-hombre,
Apenas quince años
Y parece que hubiera llevado una vida entera a cuesta,
Ella no le ha sido dura,
Por todo lo contrario le ha sido fácil, le ha sido entera,
Pero la lleva siempre pensante, siempre cauteloso.
Sabio e inteligente, ermitaño, sencillo como la piedra,
Risa siempre amiga sin burla ni hipocresía.
Le molesta las caretas, las promesas no cumplidas,
La rebeldía sin causa, las bufonadas discriminatorias,
Es lo único que desequilibra su mundo de autocontrol.
No lastima, no conoce la violencia,
Ni falta de respeto, solidario hasta que duele.
Me afecta como madre su silencio,
Su pensamiento de hombre grande,
Su utopia reservada, su mirada lejana,
Su espacio solitario sobre una roca
Al orilla del río, observado la quebrada.
¿En que piensas hijo, en que piensas?
Déjame entrar a tu universo, un ratito nomás,
Prometo acompañarte sin palabras, sin gestos, ni preguntas,
Y cuando me retire,
Después de haberme dejado compartir tu sagrado momento,
Después de que me hayas llenado de tu energía,
Te daré el beso que adoras en tu frente ceñida.
Este es mi hijo, el más grande,
El niño-hombre…