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por Contra el zorzal amanecido, bajo un sauce
oscurece su cabello en el racimo de su bosque,
la diáfana sentencia de un tul que a ella la mece,
entre los brazos de su amado y los suspiros
como tacto de la luna que amanece entre tus ojos
contemplando este instante inolvidable solícita vergüenza
entre sus labios, al amanecer.
Su tersa mano era un suave anochecer,
y los nísperos perfumaban el jardín de su durmiente
beso que imprimían sus mejillas los colores de Romeo
anidando sus huellas en el óleo de un cuadro misterioso
y sublime como los pájaros despiertan esta alba amanecida al desencanto
de una ilusión que ante la noche los separa
como el velamen donde dos almas anochecen
en un único intento para tocar el cielo.
Ella depara formas envuelta en la rosa de la noche
y él despierta misóginas brumas en el solsticio del alba
encontrando negras las distancias de su alrrededor
y sus pupilas tiñen las lágrimas azules
como el vano temor que despierta eternos madrigales
ó en nocturnos claveles, anochecidos de silencio.
Las lechuzas son guardianes de su encuentro
y el amor en el quebranto del alba da comienzo a su enardecida
locura de amarse en el claustro que da comienzo a la mañana...
Primero es la Alondra, luego es el ruiseñor,
y su amor parte a Mantua con los ojos ciegos de su amada
y el corazón enaltecido en la bruma de negros atavíos
encandilando los astros y devorando las estrellas
con la nocturna voz en su oído
repitiéndole:
-Te amo Romeo. No sé cuándo nos volveremos a ver, pero siento la mañana acercarse a su fin,
y aún el destello de tus ojos irradia tu silencio, Amor mío. Será la noche que comunique nuestras esperanzas
a fin de que el destello de los astros te guíen en nuestra perdida distancia. Pero te encontraré, Amor, donde quiera que vayas... y ahí estaré yo: asustando a las lechuzas y alejando las serpientes de nuestro camino, porque celará la noche ésta promesa de Amor Eterno, Cándida Figura: Amor descalzo, amor vestido de mi alma: Nunca te abandonaré!!!!
oscurece su cabello en el racimo de su bosque,
la diáfana sentencia de un tul que a ella la mece,
entre los brazos de su amado y los suspiros
como tacto de la luna que amanece entre tus ojos
contemplando este instante inolvidable solícita vergüenza
entre sus labios, al amanecer.
Su tersa mano era un suave anochecer,
y los nísperos perfumaban el jardín de su durmiente
beso que imprimían sus mejillas los colores de Romeo
anidando sus huellas en el óleo de un cuadro misterioso
y sublime como los pájaros despiertan esta alba amanecida al desencanto
de una ilusión que ante la noche los separa
como el velamen donde dos almas anochecen
en un único intento para tocar el cielo.
Ella depara formas envuelta en la rosa de la noche
y él despierta misóginas brumas en el solsticio del alba
encontrando negras las distancias de su alrrededor
y sus pupilas tiñen las lágrimas azules
como el vano temor que despierta eternos madrigales
ó en nocturnos claveles, anochecidos de silencio.
Las lechuzas son guardianes de su encuentro
y el amor en el quebranto del alba da comienzo a su enardecida
locura de amarse en el claustro que da comienzo a la mañana...
Primero es la Alondra, luego es el ruiseñor,
y su amor parte a Mantua con los ojos ciegos de su amada
y el corazón enaltecido en la bruma de negros atavíos
encandilando los astros y devorando las estrellas
con la nocturna voz en su oído
repitiéndole:
-Te amo Romeo. No sé cuándo nos volveremos a ver, pero siento la mañana acercarse a su fin,
y aún el destello de tus ojos irradia tu silencio, Amor mío. Será la noche que comunique nuestras esperanzas
a fin de que el destello de los astros te guíen en nuestra perdida distancia. Pero te encontraré, Amor, donde quiera que vayas... y ahí estaré yo: asustando a las lechuzas y alejando las serpientes de nuestro camino, porque celará la noche ésta promesa de Amor Eterno, Cándida Figura: Amor descalzo, amor vestido de mi alma: Nunca te abandonaré!!!!
de mi parte.
» Preciosa Dulce joven
» Desde la ventana
» Por qué, la guerra?
» Tu cuerpo se desviste...
» Déjame unir mi mano con la tuya...
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