Sofía estaba parada frente a la ventana, observaba a lo lejos un luz que por momentos podía verse claramente y por otros se ocultaba detrás de las sombras de los árboles que acunaban la brisa fría del oeste.
Sus pensamientos se agolpaban en su mente causandole una inquietud angustiante, los minutos parecian volverse eternos en aquellos momentos donde la tardanza de su esposo pasaba mas allá de lo habitual.
-¿Que lo detendría?-
Pensaba en la nieve que a lo largo del día había caido, la posibilidad del camino cerrado o esa vieja camioneta lo habría dejado tirado a la vera del camino una vez más con este frío penetrante.
Fue hasta un sillón de la sala y se sentó frente al fuego del hogar. Los leños ardían dejando escapar pequeñas chispas; allí, sobre la alfombra, jugaba su niña con una muñeca de trapo. En un rincón de la sala parpadeaban las luces multicolores que adornaban un pequeño abeto natural, cargado de cintas brillantes y moños rojos.
La niña levantó sus ojos mirando a su madre y con voz dulce y tierna le pidió:
-"Mamita...cuentame una historia"-
Sofía sonrió ante el rostro lleno de esperanzas de la niña, siempre ávida por escuchar un nuevo cuento, miró de reojo el reloj sobre la repisa de la chimenea y le contestó:
_"Bien mi niña, hoy te contaré una historia que sucedió una noche como esta, en visperas de Navidad.
Una Noche Buena, cuando yo era aún pequeña, así, como tu, en la casa de mis padres se reunía toda la familia para celebrar unida el nacimiento de Nuestro Señor".-
La niña se acomodo a los pies de su madre ansiosa por oír aquel relato.
-"Esa noche, comenzaron a llegar los tíos, primos y algunos parientes lejanos, la casa se fue llenando de risas y alegrías; los niños corrían de un lado a otro mientras los mayores charlaban animosamente en la sala.
En la cocina, las mujeres terminaban los preparativos de la cena.
Todos parecían disfrutar mucho de aquellos momentos que compartían cuando alguien llamó a la puerta.
Uno de los tíos se levantó y abrió, allí se encontraba un hombre mayor, de cabellos blancos, ojos claros casi transparentes y un rostro bondadoso.
Le dió la bienvenida y lo invitó a pasar, se unió al grupo en la sala y más tarde se sentó a la mesa junto a la familia.
Compartió con todos con sencillez, demostrando en su mirada alegría y mucha pureza.
Al llegar la media noche se intercambiaron saludos, buenos augurios y los niños recibimos nuesstros regalos llenos de algarabía.
Más tarde este hombre se despidió, agradeciendo la cena se marchó.
Al día siguente, mi madre les preguntó a todos quien era aquel hombre que los había visitado y nadie lo conocía.
Todos creían que se trataba de un pariente lejano que alguien había invitado.
Solo el abuelo recordó que el había mencionado su nombre.
-Me llamo Gabriel- esas fueron sus palabras.
Entonces mi madre les dijo a todos:
-No se preocupen, más bien, alegrense!. Muchos sin saberlo han dado albergue a los enviados de Nuestro Señor_"
La niña sin comprender, le pregunto a su madre:
-"Pero...¿Quien era mami?"-
-"Ese, hija mia, era un Angel" respondió la madre y ambas quedaron en silencio.
De pronto se escucho fuera el motor de la vieja camioneta llegando a la casa, su padre había llegado.
Ambas corrieron de prisa a la puerta de calle.
-"Papito"- gritó la niña arrojandose en sus brazos.
-"Entren pronto que hace mucho frío". dijo Sofía, alegrándose de que al fin su esposo estaba en casa.
-"Vamos papi, que ya es Noche Buena y quizás nos visite un ángel" dijo la niña tomando al padre de la mano y llevándolo a la mesa.
P /D:
Esta Noche Buena, abre las puertas de tu corazon a alguien que se encuentre solo, invítalo a compartir el pan y la alegría de tu hogar, haz de esta Navidad un renacer de la Esperanza.
Nota: la tecla del acento en mi teclado falla, mis disculpas.
Sus pensamientos se agolpaban en su mente causandole una inquietud angustiante, los minutos parecian volverse eternos en aquellos momentos donde la tardanza de su esposo pasaba mas allá de lo habitual.
-¿Que lo detendría?-
Pensaba en la nieve que a lo largo del día había caido, la posibilidad del camino cerrado o esa vieja camioneta lo habría dejado tirado a la vera del camino una vez más con este frío penetrante.
Fue hasta un sillón de la sala y se sentó frente al fuego del hogar. Los leños ardían dejando escapar pequeñas chispas; allí, sobre la alfombra, jugaba su niña con una muñeca de trapo. En un rincón de la sala parpadeaban las luces multicolores que adornaban un pequeño abeto natural, cargado de cintas brillantes y moños rojos.
La niña levantó sus ojos mirando a su madre y con voz dulce y tierna le pidió:
-"Mamita...cuentame una historia"-
Sofía sonrió ante el rostro lleno de esperanzas de la niña, siempre ávida por escuchar un nuevo cuento, miró de reojo el reloj sobre la repisa de la chimenea y le contestó:
_"Bien mi niña, hoy te contaré una historia que sucedió una noche como esta, en visperas de Navidad.
Una Noche Buena, cuando yo era aún pequeña, así, como tu, en la casa de mis padres se reunía toda la familia para celebrar unida el nacimiento de Nuestro Señor".-
La niña se acomodo a los pies de su madre ansiosa por oír aquel relato.
-"Esa noche, comenzaron a llegar los tíos, primos y algunos parientes lejanos, la casa se fue llenando de risas y alegrías; los niños corrían de un lado a otro mientras los mayores charlaban animosamente en la sala.
En la cocina, las mujeres terminaban los preparativos de la cena.
Todos parecían disfrutar mucho de aquellos momentos que compartían cuando alguien llamó a la puerta.
Uno de los tíos se levantó y abrió, allí se encontraba un hombre mayor, de cabellos blancos, ojos claros casi transparentes y un rostro bondadoso.
Le dió la bienvenida y lo invitó a pasar, se unió al grupo en la sala y más tarde se sentó a la mesa junto a la familia.
Compartió con todos con sencillez, demostrando en su mirada alegría y mucha pureza.
Al llegar la media noche se intercambiaron saludos, buenos augurios y los niños recibimos nuesstros regalos llenos de algarabía.
Más tarde este hombre se despidió, agradeciendo la cena se marchó.
Al día siguente, mi madre les preguntó a todos quien era aquel hombre que los había visitado y nadie lo conocía.
Todos creían que se trataba de un pariente lejano que alguien había invitado.
Solo el abuelo recordó que el había mencionado su nombre.
-Me llamo Gabriel- esas fueron sus palabras.
Entonces mi madre les dijo a todos:
-No se preocupen, más bien, alegrense!. Muchos sin saberlo han dado albergue a los enviados de Nuestro Señor_"
La niña sin comprender, le pregunto a su madre:
-"Pero...¿Quien era mami?"-
-"Ese, hija mia, era un Angel" respondió la madre y ambas quedaron en silencio.
De pronto se escucho fuera el motor de la vieja camioneta llegando a la casa, su padre había llegado.
Ambas corrieron de prisa a la puerta de calle.
-"Papito"- gritó la niña arrojandose en sus brazos.
-"Entren pronto que hace mucho frío". dijo Sofía, alegrándose de que al fin su esposo estaba en casa.
-"Vamos papi, que ya es Noche Buena y quizás nos visite un ángel" dijo la niña tomando al padre de la mano y llevándolo a la mesa.
P /D:
Esta Noche Buena, abre las puertas de tu corazon a alguien que se encuentre solo, invítalo a compartir el pan y la alegría de tu hogar, haz de esta Navidad un renacer de la Esperanza.
Nota: la tecla del acento en mi teclado falla, mis disculpas.
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