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por manugooble Sáb Nov 20, 2010 11:03 amEncerrado en una habitación
blanca. Tan blanca, blanca como el
infierno mismo.
Y pienso: qué asco.
Y con el corazón afilado
y las dagas sin filo,
pienso, digo y repito:
qué asco.
Y llueve fuego desde el
cielo, y se cae
el mundo a pedazos.
La inanición de los colegas.
Se enmudece el cantar del
pájaro y de pronto la
noche, tan noche como el sol
mismo, se vuelve día,
Tan día como la noche.
Y siguen corriendo con los
corazones afilados y las
mentiras aladas.
Y yo, tan ciego como
los mudos, me detengo a mirar
la noche, noche, y el día, día
y pienso: qué asco.
blanca. Tan blanca, blanca como el
infierno mismo.
Y pienso: qué asco.
Y con el corazón afilado
y las dagas sin filo,
pienso, digo y repito:
qué asco.
Y llueve fuego desde el
cielo, y se cae
el mundo a pedazos.
La inanición de los colegas.
Se enmudece el cantar del
pájaro y de pronto la
noche, tan noche como el sol
mismo, se vuelve día,
Tan día como la noche.
Y siguen corriendo con los
corazones afilados y las
mentiras aladas.
Y yo, tan ciego como
los mudos, me detengo a mirar
la noche, noche, y el día, día
y pienso: qué asco.
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