La niña de cristal

Si me viese diferente, tal vez estaría en su lista,
dije: o ya me apartaría definitivamente de la vista
nunca tengo un lugar especial en su centro de reunión,
pues, conmigo no se agrandada en su imaginación.

Tal vez se imagina que para mí era una falda más,
ella es la más atractiva entres todas las demás.
A veces la imagino como una muñeca de cristal,
traspasan mis pupilas su figura en el pedestal.

Se distrae en otras cosas mirándome aburrida
al darse cuenta que la miro, se hace la distraída,
yo cierro los ojos y, de pena tan solo suspiro,
reniga y aparta la vista, cuando me ve que lloro.

También me demuestra que es una perfecta artista,
desde lejos a otro tira besos y con ademanes me incita,
yo me pongo a temblar, así pasa el tiempo conmigo,
que mas puedo hacer, que ni siquiera soy su amigo.

Como golondrina se pasea en mi pensamiento,
juega distraidamente con misero sentimiento.
con algun poema de Becquer le hable de amor,
pues, de frente ante ella no tengo valor.

De pronto me mira, y muerdes los labios
con actitud burlona en sarcástico resabio,
la miro y, suspira demostrándome que está molesta,
yo cierro los ojos, mientras ella la vista me aparta.

Apenado respiro, no puedo simular mis llantos,
cuanto más me ignora, más siento su encanto.
Tiembla mi corazón de nuevo, entonces que ocurre,
se acerca y me dice, tu forma de amar aburre.

Tartamudeando y apenado pronuncio su nombre,
supongo que al verme así, se ve en la cumbre.
Quiero saber realmente que esta pensando,
más y más, con el tiempo me fui enamorando.

A veces se acerca dicíendome: yo no te conozco,
y además te detesto, es la razón que nada te ofrezco.
Siempre espero el mismo tren en que ella viaja,
pero al verme se cambia de asiento y, de mí se aleja.

Cuando dormida se queda le digo: ya estamos llegando,
me mira con rabias, siempre mi acción esta rechazando.
Un día me tomó las manos y me pidió perdón
diciéndome: ¿de qué está hecho tu corazón?

Sus mejillas estaban empapadas de lágrimas,
al verla así, lo que sufrí ni se imagina,
la apreté contra mi pecho emocionado.
Desde entonces mi vida totalmente ha cambiado.

Ahora cada día de mi vida siempre es especial,
pues, se hizo humana la niña de cristal.
Conocí un mundo nuevo desde aquel instante,
al tenerla de la mano, me sentí valiente.

No ganó la tenacidad absurda, sino el divino amor,
ahora sabe que mi corazón no es lugar de rencor.
En sus dulces besos encontré consuelo,
dice que me quiere y, yo por completo me regalo.

Autor: Alcibíades Noceda Medina

Una exitosa historia de amor! El que persevera alcanza.