Al principio pintaba fulera la noche incipiente
la copiosa garúa no cesa, acobarda al más ducho,
pero una cita tengo, en eso soy fiel y consecuente.
Aún es temprano para acobacharse en el boliche,
de puro guapo voy rumbeando solo sin compinche.
Por suburbio de otro tiempo voy bardeando despacito
mientras, me sortean pebetes que van limosneando puchos.
También pasan presumiendo algunas turras baratas,
veinte y cinco añoro para agonizarla bajo la corbata,
ahora ya lejos del hampa exhausto tan solo suspiro.
A mis oídos ya llegan los quejidos del bandoneón,
milonga fiera, me vuelve en mi tiempo de bravo chabón,
ya hace corte y quebrada mi alma de mil contentos.
Alquimia del deseo en mis venas aun está pendiente,
como ansioso de curro convide a una mina, felina
de falda corta más acentúa los tacones endiablados.
Capeando desnudo mi timidez, cómplice es el abrazo,
los cuerpo sienten que bajo la piel hay corazón caliente
al cielo deja ver sus pechos cuando su cuerpo esta doblado.
La mufa de la noche se aleja con una sonrisa falaz,
como eterno naufrago ya nos acercamos en las mejillas,
también entre compás y compás ganamos la orilla.
Hasta que el sueño se desvanezca truchamos el amor,
con la complicidad de un tango afané otra vez un corazón.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
la copiosa garúa no cesa, acobarda al más ducho,
pero una cita tengo, en eso soy fiel y consecuente.
Aún es temprano para acobacharse en el boliche,
de puro guapo voy rumbeando solo sin compinche.
Por suburbio de otro tiempo voy bardeando despacito
mientras, me sortean pebetes que van limosneando puchos.
También pasan presumiendo algunas turras baratas,
veinte y cinco añoro para agonizarla bajo la corbata,
ahora ya lejos del hampa exhausto tan solo suspiro.
A mis oídos ya llegan los quejidos del bandoneón,
milonga fiera, me vuelve en mi tiempo de bravo chabón,
ya hace corte y quebrada mi alma de mil contentos.
Alquimia del deseo en mis venas aun está pendiente,
como ansioso de curro convide a una mina, felina
de falda corta más acentúa los tacones endiablados.
Capeando desnudo mi timidez, cómplice es el abrazo,
los cuerpo sienten que bajo la piel hay corazón caliente
al cielo deja ver sus pechos cuando su cuerpo esta doblado.
La mufa de la noche se aleja con una sonrisa falaz,
como eterno naufrago ya nos acercamos en las mejillas,
también entre compás y compás ganamos la orilla.
Hasta que el sueño se desvanezca truchamos el amor,
con la complicidad de un tango afané otra vez un corazón.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
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