En un viaje a los bosques patagónicos, Luca, un típico adolescente oriundo de Italia no imagino los horrores que le sucederían en un aparentemente tranquilo viaje familiar.
Cuando llegaron a la enorme casa de campo que habían alquilado sus padres para la estadía, sus dos hermanos pequeños, los mellizos Mateo y Santino salieron corriendo del auto hacia la casa para elegir habitación. Por su parte, a Lucas le llamo la atención la espesa boscosidad que rodeaba la casa y se dirigió a investigar. Avanzaba con curiosidad hacia un pequeño claro del bosque observando con atención todo lo que estaba a su paso, árboles, pájaros y flores. Recorría maravillado la extraña belleza del lugar, cuando de repente, escuchó un estruendo ensordecedor que parecía nacer de lo más profundo de la tierra, seguido de una melódica voz femenina que susurraba su nombre atrayéndolo hacia las misteriosas profundidades del extraño bosque. Continúo su hipnótica marcha internándose en lo sombrío del bosque, en pos de tan maravillosa voz que lo llamaba atrayéndolo a su encuentro.
Mientras él caminaba, su hermano Santino que lo había visto adentrarse en el bosque, lo seguía de lejos con todo el silencio que le era posible, con la intención, de en el momento apropiado, darle un gran susto a su hermano. A poco caminar, Santino presencio horrorizado como su hermano se acercaba lentamente hacia una horrible anciana que le hablaba con una voz dulce y grácil, diciéndole que hacia tiempo que lo esperaba y seria suya para siempre. Si saber exactamente como reaccionar, Santino comenzó a gritar desaforadamente diciendo a su hermano que se alejara, pero Lucas ya no lo escuchaba. En su mente veía a una hermosa muchacha al borde de un lago de cristalinas aguas que lo llamaba, diciéndole que seria suya por siempre.
Mientras Lucas continuaba caminando hacia el fatal encuentro, Santino tiraba de el para alejarlo del horrible lago de aguas negras al que se encaminaba, respondiendo al llamado de la anciana bruja. Desesperado, el pobre niño trato con todas sus fuerzas de detener a su hermano, pero finalmente Lucas fue consumido por las aguas del lago, que parecían tener vida propia, ya que a medida que él se acercaba, trepaban por sus piernas y se fundían con su cuerpo.
- ¡Santino, despertate que ya llegamos!- era la vos de su mama que lo llamaba.
-¡Dale cabeza hueca que me quiero bajar!- no podía ser, pensó Santino- ¿Luca sos vos?
-No, si soy Tarzán, ¡despertate! Mira para afuera, ya llegamos.
Santino asomo su cabeza por la ventanilla de la vans y solo pudo ver la sombra del inmenso bosque patagónico que cubría la totalidad del auto.
Cuando llegaron a la enorme casa de campo que habían alquilado sus padres para la estadía, sus dos hermanos pequeños, los mellizos Mateo y Santino salieron corriendo del auto hacia la casa para elegir habitación. Por su parte, a Lucas le llamo la atención la espesa boscosidad que rodeaba la casa y se dirigió a investigar. Avanzaba con curiosidad hacia un pequeño claro del bosque observando con atención todo lo que estaba a su paso, árboles, pájaros y flores. Recorría maravillado la extraña belleza del lugar, cuando de repente, escuchó un estruendo ensordecedor que parecía nacer de lo más profundo de la tierra, seguido de una melódica voz femenina que susurraba su nombre atrayéndolo hacia las misteriosas profundidades del extraño bosque. Continúo su hipnótica marcha internándose en lo sombrío del bosque, en pos de tan maravillosa voz que lo llamaba atrayéndolo a su encuentro.
Mientras él caminaba, su hermano Santino que lo había visto adentrarse en el bosque, lo seguía de lejos con todo el silencio que le era posible, con la intención, de en el momento apropiado, darle un gran susto a su hermano. A poco caminar, Santino presencio horrorizado como su hermano se acercaba lentamente hacia una horrible anciana que le hablaba con una voz dulce y grácil, diciéndole que hacia tiempo que lo esperaba y seria suya para siempre. Si saber exactamente como reaccionar, Santino comenzó a gritar desaforadamente diciendo a su hermano que se alejara, pero Lucas ya no lo escuchaba. En su mente veía a una hermosa muchacha al borde de un lago de cristalinas aguas que lo llamaba, diciéndole que seria suya por siempre.
Mientras Lucas continuaba caminando hacia el fatal encuentro, Santino tiraba de el para alejarlo del horrible lago de aguas negras al que se encaminaba, respondiendo al llamado de la anciana bruja. Desesperado, el pobre niño trato con todas sus fuerzas de detener a su hermano, pero finalmente Lucas fue consumido por las aguas del lago, que parecían tener vida propia, ya que a medida que él se acercaba, trepaban por sus piernas y se fundían con su cuerpo.
- ¡Santino, despertate que ya llegamos!- era la vos de su mama que lo llamaba.
-¡Dale cabeza hueca que me quiero bajar!- no podía ser, pensó Santino- ¿Luca sos vos?
-No, si soy Tarzán, ¡despertate! Mira para afuera, ya llegamos.
Santino asomo su cabeza por la ventanilla de la vans y solo pudo ver la sombra del inmenso bosque patagónico que cubría la totalidad del auto.
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