Punto aparte...

El silencio se convirtió en ceniza y la esperanza se golpeó la nariz contra la ventana.
El sol salió muy de madrugada y no volvió a casa.
Los recuerdos que antes dormían en los cajones de los buenos momentos, se escaparon al ver la puerta abierta, vaya a saber uno a los pies de que árbol yacen ahora.
Lo que antes había ya lo vendieron, lo repartieron y lo que no se pudo dividir lo mataron, palabras, abrazos, besos, emociones, todo equitativamente para no lastimar los sentimientos.
El juez de la repartija ordenó claramente: ¡ella la casa, usted el auto!

Excelente relato, amiga!!!
Admiro tu brevedad, para rescatar de manera consistente y objetiva la tristeza de esta situación, el divorcio, la separación, sin perder el vuelo poético, que es también muy agradable de leer. Felicitaciones!!!

Muy fuerte, buenisimo, te felicito.

A buen entendedor......

Un gusto leerte..