De tu extravío... 2

De tu extravío…


De lo hortelano ya tu huella fría
esquiva sin dolor mi contratiempo;
que fluctuando en tu noche, y más la mía,
eriza de tu cardo el pasatiempo…
Escucha sin dolor, mi Musa helada:
aquél silbido atroz de luces tibias,
y en la celada ruin, panoja hendida
de tu silencio mudo y voces rubias…

Tan sólo es la celada, duna mía,
que en el perfil litúrgico no engavia;
de cielo, ascua dorada y Luna enfría,
tan sórdida y soez, tu luz oprobia…
Herrumbre es la crisálida que al tiempo,
goza de la mirada y rojo acecho;
cándida no dispara contra el campo,
de toda flecha amante contra el pecho…

Es sólo la cadencia de tu cuerpo:
que en otra hostil muralla me descuerpo,
contra la febril noche lastimada,
el diurno quieto insomne que descansa…
Besa tu boca labios, capturada,
otra sombra provoca la pitanza,
que tus jornadas leves donde el claro,
acendra de tu júbilo tan caro…

Es el beso dos hablas transcurridas
que no la boca cede, como a un paso;
fragancias de Verano arremetidas,
que labios de tus besos hacen caso…
La boca y la distancia de tu beso,
provoca febril noche castellana;
que no percibe el tacto de tu rezo,
como la luna mella una manzana…

De labios tan sentidos, sólo hay bocas,
que las rosas en hablas discurrieran;
en versos que plegarias, como rocas,
tocan la madreselva que pluguieran…
Son sordas las miradas musicales
que en el hechizo grávido plañeran,
como luctuosas alas de vocales,
que la constancia busca si durmieran…

Tu cuerpo besa el cuerpo de mi seda,
y hasta sentir crispada tu blancura
la nieve de tus pechos se me enreda,
como latido al alba tu moldura…
Ya es labio que aparta de sus males,
el altercado beso que empalaga;
y a mi capricho hiriera los donceles,
que no la noche cúspide no halaga…

Tu cuerpo por capricho fue mi daño,
el alba con sus rosas besa extraño.


Alejandro Rodrigo Flagel