En el mar...

En el mar…



En el mar besa acoplo en tu marea,
por tu cuerpo, labrado en una rosa
en el sordo contraste de mi pecho,
alusión de tu soplo en desventura…
En el mar, besa con contiguo acecho,
la vanagloria amante en la escultura,
que tu cuerpo, negado en sombra pura,
sol quisiste tomar en todo el pecho…

Desorbitada sombra, voz solombra,
desnudo a continencia de tu pecho:
resguardo de alabastro en mi fortuna,
que sorda quiere el trasto de mi lecho…
Herido por tu boca y la mañana,
en displicente hacer; cobijo falta,
por una amante loca se desgasta
la lluvia de verano que me aplasta…

En el cordón de seda de tu cuello,
adarme fue tu clámide eritrea;
de bello tu carbunclo y amaltea,
la noche de tu cisne y de tu estrella…
En el sabor de plata de tu rostro,
bermejos son tus labios bienhechores;
y erigen de la risa dos rubíes
encarnados en rosa, -cardenales-

En mar, tu desnudez es mi periplo
de antagonistas, mudos, intercambios,
en sal, en el labriego de tus ojos,
en el contraste róseo de tus besos…!
Tus piernas no fatigan, no es descalzo
el porvenir helado en tu saeta-,
no hay rosas, no hay vestir tu cuerpo amado,
en flores, desengaño de un poeta…!

En sólo cuerpo amante en la vendimia,
de frutos, coloridos, y verano:
tu cuerpo no me admira, sólo basta
de tu fulgor, asedio en la mirada…
Tu cuerpo es escultor de la desgracia,
que llueve en mí; en tardes, refucilos:
tú eres el sostén en mis caminos,
en brisa, que no afable, dúctil, canta…

En el mar besa acoplo en tu marea,
por tu cuerpo, labrado en una rosa
en el sordo contraste de mi pecho,
alusión de tu soplo en desventura…
En el mar, besa con contiguo acecho,
la vanagloria amante en la escultura,
que tu cuerpo, negado en sombra pura,
sol quisiste tomar en todo el pecho…

Desorbitada sombra, voz solombra,
desnudo a continencia de tu pecho:
resguardo de alabastro en mi fortuna,
que sorda quiere el trasto de mi lecho…
Herido por tu boca y la mañana,
en displicente hacer; cobijo falta,
por una amante loca se desgasta
la lluvia de verano que me aplasta…

En mar, en la quimera de tus pechos,
la vanagloria amante, son tus hechos.

Alejandro Rodrigo Flagel