Tal vez, cuando llegues

Tal vez, cuando llegues



Tal vez, cuando llegues quizá no encuentres
Ordenada mi casa, mi silencio…
Quizá cuando me encuentres, hablaremos
A pesar de la lluvia ó la sequía…
Tal vez amaneceres serán viejos,
Ilustres señoriales tan dorados,
Que la nocturna sombra de tus pasos
Reverberos serán de mi fracaso…

Tal vez compartiremos un ocaso,
Y en él sabrás que tú eres mi triunfo:
Un tibio reciclar de luces claras
Que en nuestras manos entrelazos fueran…
Tal vez cuando tú llegues, de tus ojos,
Lágrimas brotarán de tu alegría,
Y besaré tus párpados serenos
Como la tibia fuente de la vida.

Comprenderás también que mi tesoro
No era el oro ni tierra ni el dinero;
Comprenderás también de mis tristezas:
Ser humano demonios y “grandezas”...
Aun será mi alegría comparada,
Con la felicidad de tus dos senos
-Serás mi corazón- también, al menos,
Besaré tu sonrisa bienamada…

Nuestro hogar será cúspide de sueños,
Que robaste a la soledad vertida,
Y serán mis oídos tus secretos,
Dormiremos con dulce de desvelos…
Nuestra sombra dará alegría a flores,
Y reposo a los árboles copiosos;
Serán nuestros sentidos más sabrosos,
Que el guiso compartido en los amores…

Malditos lo serán los que tristeza
Y ruina han traído a los dolores!
Serán ellos comida de serpientes,
No los monstruos querrán, en su torpeza!
Más oscuro será todo para ellos,
Y su deuda con Dios no estará paga…
Paga nunca jamás, jamás no nada!
Malditos lo serán -toda su ruina-

Tal vez, cuando llegues quizá no encuentres
Ordenada mi casa, mi silencio…
Quizá cuando me encuentres, hablaremos
A pesar de la lluvia ó la sequía…
Tal vez amaneceres serán viejos,
Ilustres señoriales tan dorados,
Que la nocturna sombra de tus pasos
Reverberos serán de mi fracaso…

Tal vez compartiremos un ocaso,
Y en él sabrás que tú eres mi triunfo:
Un tibio reciclar de luces claras
Que en nuestras manos entrelazos fueran…
Tal vez cuando tú llegues, de tus ojos,
Lágrimas brotarán de tu alegría,
Y besaré tus párpados serenos
Como la tibia fuente de la vida.

Comprenderás también que mi tesoro
No era el oro ni tierra ni el dinero;
Comprenderás también de mis tristezas:
Ser humano demonios y “grandezas”...
Aun será mi alegría comparada,
Con la felicidad de tus dos senos
-Serás mi corazón- también, al menos,
Besaré tu sonrisa bienamada…

Nuestro hogar será cúspide de sueños,
Que robaste a la soledad vertida,
Y serán mis oídos tus secretos,
Dormiremos con dulce de desvelos…
Nuestra sombra dará alegría a flores,
Y reposo a los árboles copiosos;
Serán nuestros sentidos más sabrosos,
Que el guiso compartido en los amores…

Serás toda mi luz, todo mi oro,
Buscarás apacible mi tesoro.



Alejandro Rodrigo Flagel


Como pan calienteeeeeeeee

Recién salidita del horno



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