Ven amada.
Desnúdame con tus manos
que besan.
Devuelve el relámpago
a mí cuerpo,
el temblor en la penumbra,
el demonio en la sombra.
Toma mi sexo
Con mansedumbre.
De rodillas comulga
el asombro,
mientras anuncio
con los ojos cerrados
la llegada de tus labios tibios.
Te prometo la nieve,
el cirio apagado,
un trazo rupestre
contra la pared
que suda tu nombre.
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