No puedo esperar!

No puedo esperar!


No puedo esperar: todo mi silencio,
Es como una voz que por ti se alumbra
Como el corazón roto que se sana,
Y tu misericordia me restaura…
No puedo esperar quiero darte un beso,
Aunque sólo sea porque distancia
De ti importuna cual otra medida,
El alma ya no acota ni presiente;

Como si no tu rostro fuera ausente,
Ausente de mi amor que desterrado,
Sólo propinara con tu belleza.
Tal vez tu corazón mi magisterio,
Es como ver una piedra preciosa:
Toda la ansiedad no ya el egoísmo,
Que refleja la luz con tu maestría,
Si sólo ver tus ojos me daría…!

Pero tú eres preciosa y eres bella
Cual tu risa y amable gallardía,
Cual nobleza entonando simetría,
Cuál orquesta de miel, tu verbo besa…
Cual beata cual súbita princesa,
Cuál náyade nereida que se afana,
De tu virtud aciaga la sorpresa,
O un Marino que soy, si el mar opreso

A tu virtud salina y omnisciente,
Cuál el cardumen negro me ocultara,
De la plata y en ti la fortaleza
Ya tu prisión que ciega me volcara,
Hacia la nube audaz de mi nenúfar…
Solo quisiera ser tu compañero,
O un amigo sin par, que te resguarde
Y en mi secreto torne la esperanza…

De ser quien quiero ser, y yo a tu lado,
Cuál bálsamo qué puro dulcifica
La pasión en tu boca por medida,
Y medir a tus labios con la risa
Qué provoca silencios y amilana,
De tu sombra de amor tras las estrellas,
Y el sonido en las rosas que más suave,
Dulcifica esperando las bellezas…

No espero la mañana que me ansía,
Ni tu brisa fugaz, que dormiría…


Alejandro Rodrigo Flagel