Con tal pasión, en esta ocasión, mi mano,
toma en tu mano, la pluma deslumbrada
que ni el vuelo del águila soporta, en vano
todo el desvelo que mis ojos a mi mente enamorada
torna, así, mi falta se diluye en tu proeza
cual concupiscencia el rostro avienta claro
ponzoña que el desvelo trincha en tu belleza
y encubre en tu sombra la legitimidad, descaro…
Ésta prisión, de noche seda, el calmo pensamiento
que tu boca, hasta tu risa no desafía sin el arte,
trocado en manantial… que ni el destino ni el viento
encuentra a su mesura, todo el porte
que es igual a tu dulzura: ni el soplo perfumado
de las hélices del sol, se comparan a tu bruma
ni el arte, ni la sombra, ni el resplandor enamorado
de un Poeta, se acerca desde lejos, a tu espuma…
Ésta prisión, de Soledad deshecha, busca en los matorrales
el desdoro de un Misterio, que, en la ruina,
azoga el lienzo de protervos y míseros barriales
que el escombro de la noche, no cede aun y se empina,
aun, al descuido de tu perfume, mi tinta se oscurece,
y busca en ti las estrellas de mis noches
Ooh, si ni el delirio vence! Ni las artes de tu voz decrece,
ni la noche oscura cae, ni la antorcha habla mientras luches!
…Y en mi sombra, la noche diluida en tu Gloria desnuda
aleve busca el plano dolor de los quejumbres,
bordada en sueño, y en retórica de amor, en que me escuda
la vanagloria de tu sudor hecho persona, y ya lumbres!
El oro, en tu frío ademán de sabia, entereza da a tus ojos,
y el sueño de mi desvelo canta, si el obnubilo
de mi voz, (en otra ciega artimaña) no aclare mis despojos,
bajo la intensa armazón de tu filo;
Y el arte de tu sombra busca ciegas noches, Érica
por donde la nieve restaura el resplandor de ciegas lunas,
y el cobalto asiduo de mi amor, ciñe en su rostro, rica
prisa de amor, que en tu silencio, busca el oro de fortunas
que el amor encuentra en los abismos,
y ya la noche esgrime tu cuidado, tu boca
es el élitro fugaz de mi pausa en tus lirismos,
y tu cauce, es el crucero que agobia la senectud de aquella roca…
Mi bajel, incierto en tu privado Ángel, desmesura su nieve,
como la noche ataree la pieza del baile que figura en el prado
a ciertas candilejas, esbelto amor en tu cuidado,
arroja al mundo el lento manantial que mi promesa eleve…
El bosque, que maniata mi luz, ha despeñado el horizonte
de tu risa, en el célibe misterio de frágiles resortes,
que los leves poetas, en busca de aves y consortes
abrevan de tu miel, desde aquel bosque la noche de tu monte.
En Arte, resabido mi cuidado, en horas de sigilo,
y frágiles deparos, la honra cierta de mi luz,
vuelve si en vilo, del arte se desnuda tu pistilo,
en otro arte mi faro, alumbra con su cruz
el vuelo de mi herrumbre que se desata en perlas
de sosiego. Ante el amor bello, dos fatigas
ante la siembra unánime del mar, mitigas
el sordo claro de mi nombre, cuando, al verlas,
Mis horas se debaten en tu luz, si la fustigas,
el Oro descubierto en tu irisada Memoria
Vuela a mi Desvelo de Poeta que deslumbrado amigas!
Ooh, la tarde concibe un purpúreo brazo de color
de trofeo de noche envuelto en el soplo de tu risa,
mientras el Arte, de prisa se sustenta en la cornisa
y el ébano y la sal de tu perfume es, sino el amor
del Septiembre encadenado a tus pies y tu alma camafeo!
Abrigo, es mi nocturno labio, que persigo en tu beso!
Cual honra que el desvelo me apresura a concluir!
Sin el vástago que sueña mi sentido claustro, ó deceso
en mi arduo manantial, taciturno busco en tu sombra
la mañana que busca huir no de la Aurora
y en mi boca, dos labios tersos agravan tu sonrisa,
con el claro averno de mi celestial Princesa
que, sin la herida matinal, absorta en mi rubí
Vuelve claro tu desvelo, como un sueño que busca despertar
de tu belleza. No así separará mi nombre mi latido
como un contorno sitiado hasta el regreso de mi nido…
La voz de la Poesía me nombra hasta alertar
que conforme a tus labios, hechizo vulgar
nos aprisiona en el clavel de una locura casta,
donde se pierden las aves, hasta divulgar
la muerte de un ápice de espectro que malgasta,
El tacto de mi voz, en otra alcurnia, el horizonte del Pueblo
de la voz de un escenario y palcos que abrasan la sombra
la desnudan, en palabras hechas para amar, la Obra!
Y muero, me desvelo por aquellos labios que besaron
el desvelo de mis ojos trovadores en tu risa, y tu vocablo…
Mi arte queda hacinado por la palabra que diera
tu sonrisa, en otra estudiosa manera de amar
la frontera de mis ojos y mi mente evoca hasta desatar
el contraste cierto que tu nombre evoca, y me Prendiera…
Érica: tú vuelas en mi consciente Paraíso,
vuelve tus ojos a mí, que me electrizo…!
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