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por Gimiendo triste…
Gimiendo triste, volando grave,
cual senectud imparte nueva nïeve,
cual sentida multitud de oro y relïeve,
de sombra esgrima, y del arte süave…
Cual claro que avasalla el verbo claro:
de roto estupor y sombra, que reparo,
cual gallardía fatua, verso süave,
distancia hermética del sol, todo do cabe…
De sorbo y de flagelo, de ardua noche,
clamando claro, la virtud de una aspereza,
privando caro el rostro de belleza,
do vuelve el claro, distinguiendo noche y noche…
Coloquio hurto, en estupor de otro meandro,
de longitud, la curva, de este cielo,
por voluntad utópica del mal que es sólo anhelo,
a la fragancia de tu sien, tu verbo encuadro…
Rosicler y nieve, de púrpura lo vuestro,
distinguiendo la celada, del arte, mi maestro,
a sólo sepia estupor de rostro diedro,
por voluntad y amor del solo claro arredro…
Vuela, …y sólo vuela, la mellada al claro,
cual oropel tatuado, en otra sombra inerme,
de voluntad y claro, de risa suele darme,
el otro claro fugaz, el otro rostro avaro…
Desnudo leviatán de mudo asombro,
por lentitud del valle, y rostro sobre el hombro,
del mudo mal que cede noche oscura,
el rostro debe amar, cual cinética amargura…
Puede el arte voz clara roída enajenar,
por el diurno claro que la voz precede:
al arte que subleve, y ya tu voz trocar
cual distinguida nieve, del mar que se antecede…
Beso, que solemne llamarada, busca aún,
claro del alba, sostén, privada ala,
que busca anidar en diurna sombra, algún
pichón del alba, se esconde, guareciendo su antesala…
Solemne trago de aire, que la voz blasfema,
incordio del buen aire que la voz reclama,
en duro arte, que sobre imán perdura en llama,
ó taciturno, embarga, ya de tu boca, el mismo afán.
Sonido rojo, de cresta, de alas dulces
por sobre heraldo que vuelve desde el mar,
por sobre gualdo pincel, tan lustro azar
encomendado aliento del arte de voz alces…
Roído aletargar de lo privado en arte,
cual lacera un suspiro nuevo, que al mirarte
lo nuevo cede a lo futuro, y el pasado cuenta,
en otra prontitud, que el ala doble sienta…
A boca del suspiro de soñarte,
el rostro vuela, y anido con mirarte…
Gimiendo triste, volando grave,
cual senectud imparte nueva nïeve,
cual sentida multitud de oro y relïeve,
de sombra esgrima, y del arte süave…
Cual claro que avasalla el verbo claro:
de roto estupor y sombra, que reparo,
cual gallardía fatua, verso süave,
distancia hermética del sol, todo do cabe…
De sorbo y de flagelo, de ardua noche,
clamando claro, la virtud de una aspereza,
privando caro el rostro de belleza,
do vuelve el claro, distinguiendo noche y noche…
Coloquio hurto, en estupor de otro meandro,
de longitud, la curva, de este cielo,
por voluntad utópica del mal que es sólo anhelo,
a la fragancia de tu sien, tu verbo encuadro…
Rosicler y nieve, de púrpura lo vuestro,
distinguiendo la celada, del arte, mi maestro,
a sólo sepia estupor de rostro diedro,
por voluntad y amor del solo claro arredro…
Vuela, …y sólo vuela, la mellada al claro,
cual oropel tatuado, en otra sombra inerme,
de voluntad y claro, de risa suele darme,
el otro claro fugaz, el otro rostro avaro…
Desnudo leviatán de mudo asombro,
por lentitud del valle, y rostro sobre el hombro,
del mudo mal que cede noche oscura,
el rostro debe amar, cual cinética amargura…
Puede el arte voz clara roída enajenar,
por el diurno claro que la voz precede:
al arte que subleve, y ya tu voz trocar
cual distinguida nieve, del mar que se antecede…
Beso, que solemne llamarada, busca aún,
claro del alba, sostén, privada ala,
que busca anidar en diurna sombra, algún
pichón del alba, se esconde, guareciendo su antesala…
Solemne trago de aire, que la voz blasfema,
incordio del buen aire que la voz reclama,
en duro arte, que sobre imán perdura en llama,
ó taciturno, embarga, ya de tu boca, el mismo afán.
Sonido rojo, de cresta, de alas dulces
por sobre heraldo que vuelve desde el mar,
por sobre gualdo pincel, tan lustro azar
encomendado aliento del arte de voz alces…
Roído aletargar de lo privado en arte,
cual lacera un suspiro nuevo, que al mirarte
lo nuevo cede a lo futuro, y el pasado cuenta,
en otra prontitud, que el ala doble sienta…
A boca del suspiro de soñarte,
el rostro vuela, y anido con mirarte…
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