Cuando alguien te busca…
Cuando alguien te busca, no son sus pasos los que invocan
las lentas pisadas de amor que el suelo arriba,
no es la mirada única flor que el mar derriba
no son, sus ojos, todo el tesón: párpados truecan…
No es la mirada única miel que el Tiempo gana,
no es aquél beso única flor, fragancia rära;
no es la adolescencia, el único imán que no perdura,
Todo eso, vuelve cada vez, corazón sana…
Cuando alguien te busca, no lo sabes, pero llega
tan puntual de perseguir tu sendero,
única flor de agua, ó la miel sin reverbero
que el rostro sueña, cada vez, recuerdo anega…
Cuando alguien toma tu corazón, con un beso tibio,
antes que llegues a destino; antes que el hambre
ó el soñoliento cauce te devore: todo es alivio
y premura de sus labios; la tibieza, el sordo timbre…
Corazón siembre, de tu cintura, mi delirio,
boca devana la fruta, la dulzura:
pretérito que busca de mi pasión: locura
evanescente sonreír, sordo delirio…
Mi fruta, ruiseñor, hornero, campo, plata
de una flor, carbunclo despiadado,
único Sol, que no bermeja el Sol dorado,
única flor, que no separa lo escarlata…
De tu boca, aquélla vez resiste el beso,
sordo maíz, y papas fritas lacerando,
reunión, bufete de tu cintura acercando,
el solo lirio de tu cara, la miel, va desnudando…
Pechos bajo el suéter, de tu sombra llenos,
liberando todo el cauce del amor, venenos,
que son miel, y voz de caramelo
donde llama de tu voz, todo mi anhelo…
Tus pasos me siguieron, y yo busqué tu flor,
sembré la Poesía, y el rostro con pudor,
fuiste reverbero, el sincero amor,
mi bruma se perdía, hasta alcanzarte en flor…
Ooh rostro enamorado, adolescente Magia!
Que la flor de tu dulzura, contundente, me miraba!
Fuiste el Cielo y Tierra errantes, la voz que me presagia,
el camino unos instantes, hasta ser delirio, Brava!
Mi sendero vuelve al cauce, de aquella edad sombría,
ó luminoso Heraldo, ó fulgor de fantasía,
de mis pies, ya no mi lengua, ó la tinta de mis letras,
sombra resta sin tu suéter, ó bufete adentras…
Hasta ser ya sólo labios, que perdidos me enamoran,
en el rostro de la noche, cuando caen las esmeraldas
de tu Cielo de nostalgias, cuando besan minifaldas
la cintura, la Epopeya, en el rostro que clausuran…
Todo ves, en esta Vida, olvidando su Tesoro,
no tus besos, boca siempre, me fulgen mi desdoro.
Cuando alguien te busca, no son sus pasos los que invocan
las lentas pisadas de amor que el suelo arriba,
no es la mirada única flor que el mar derriba
no son, sus ojos, todo el tesón: párpados truecan…
No es la mirada única miel que el Tiempo gana,
no es aquél beso única flor, fragancia rära;
no es la adolescencia, el único imán que no perdura,
Todo eso, vuelve cada vez, corazón sana…
Cuando alguien te busca, no lo sabes, pero llega
tan puntual de perseguir tu sendero,
única flor de agua, ó la miel sin reverbero
que el rostro sueña, cada vez, recuerdo anega…
Cuando alguien toma tu corazón, con un beso tibio,
antes que llegues a destino; antes que el hambre
ó el soñoliento cauce te devore: todo es alivio
y premura de sus labios; la tibieza, el sordo timbre…
Corazón siembre, de tu cintura, mi delirio,
boca devana la fruta, la dulzura:
pretérito que busca de mi pasión: locura
evanescente sonreír, sordo delirio…
Mi fruta, ruiseñor, hornero, campo, plata
de una flor, carbunclo despiadado,
único Sol, que no bermeja el Sol dorado,
única flor, que no separa lo escarlata…
De tu boca, aquélla vez resiste el beso,
sordo maíz, y papas fritas lacerando,
reunión, bufete de tu cintura acercando,
el solo lirio de tu cara, la miel, va desnudando…
Pechos bajo el suéter, de tu sombra llenos,
liberando todo el cauce del amor, venenos,
que son miel, y voz de caramelo
donde llama de tu voz, todo mi anhelo…
Tus pasos me siguieron, y yo busqué tu flor,
sembré la Poesía, y el rostro con pudor,
fuiste reverbero, el sincero amor,
mi bruma se perdía, hasta alcanzarte en flor…
Ooh rostro enamorado, adolescente Magia!
Que la flor de tu dulzura, contundente, me miraba!
Fuiste el Cielo y Tierra errantes, la voz que me presagia,
el camino unos instantes, hasta ser delirio, Brava!
Mi sendero vuelve al cauce, de aquella edad sombría,
ó luminoso Heraldo, ó fulgor de fantasía,
de mis pies, ya no mi lengua, ó la tinta de mis letras,
sombra resta sin tu suéter, ó bufete adentras…
Hasta ser ya sólo labios, que perdidos me enamoran,
en el rostro de la noche, cuando caen las esmeraldas
de tu Cielo de nostalgias, cuando besan minifaldas
la cintura, la Epopeya, en el rostro que clausuran…
Todo ves, en esta Vida, olvidando su Tesoro,
no tus besos, boca siempre, me fulgen mi desdoro.
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