Caballos a galope, arde Troya en su pecho
Camina con flechas de fuego en sus dientes;
lleva el inmenso sol impregnado a su frente
y como ocaso, baja su cabeza ante la gente.
Es como la muerte con todo su peso, pero;
él sabe que está aún viviendo inerte,
en el temor sembrado y en sus recuerdos
en el cántico espantoso del rechazo
en la melodía agobiante que escupe la gente.
De crueldad y soledad se hacen sus horas.
Duerme, duerme durante todo el día,
no sale, no ríe, ya no canta sus sonrisas,
esas que se queman en su propio volcán
víctimas de lluvias, torrente rechazo,
víctimas de doctrinarse, aprender a odiar
a quienes solo desean sentirse amados.
Son sus sabanas tejidas de seda y sangre
y es su reloj igual que una espada al pecho.
Se hace de fuego su techo, y más en el verbo
que la sociedad su verdad manche,
con su propia sangre, su propio dolor.
El joven a las 11 de la mañana despertó
y abrió la libertad por su corta ventana.
El sol a sus enrojecidos ojos le cegaban
más no tenía que ver más nada
que la belleza habitada en su interior.
Una flor germinaba, esparciendo olores
de jazmín, rosas y amapola, flor de maga,
con el tallo de su verdad homosexual
con la fuerza de raíces de su aceptación…
… será capaz de germinar ante toda batalla,
ante la incomprensión, y la burla, y el dolor,
ante el reconocimiento de su propia fuerza
ysu dignidad humana, de ser solo quien es.
Publicado por: Francisco J. Cartagena Méndez
El Jimagua / Derechos Reservados
Camina con flechas de fuego en sus dientes;
lleva el inmenso sol impregnado a su frente
y como ocaso, baja su cabeza ante la gente.
Es como la muerte con todo su peso, pero;
él sabe que está aún viviendo inerte,
en el temor sembrado y en sus recuerdos
en el cántico espantoso del rechazo
en la melodía agobiante que escupe la gente.
De crueldad y soledad se hacen sus horas.
Duerme, duerme durante todo el día,
no sale, no ríe, ya no canta sus sonrisas,
esas que se queman en su propio volcán
víctimas de lluvias, torrente rechazo,
víctimas de doctrinarse, aprender a odiar
a quienes solo desean sentirse amados.
Son sus sabanas tejidas de seda y sangre
y es su reloj igual que una espada al pecho.
Se hace de fuego su techo, y más en el verbo
que la sociedad su verdad manche,
con su propia sangre, su propio dolor.
El joven a las 11 de la mañana despertó
y abrió la libertad por su corta ventana.
El sol a sus enrojecidos ojos le cegaban
más no tenía que ver más nada
que la belleza habitada en su interior.
Una flor germinaba, esparciendo olores
de jazmín, rosas y amapola, flor de maga,
con el tallo de su verdad homosexual
con la fuerza de raíces de su aceptación…
… será capaz de germinar ante toda batalla,
ante la incomprensión, y la burla, y el dolor,
ante el reconocimiento de su propia fuerza
ysu dignidad humana, de ser solo quien es.
Publicado por: Francisco J. Cartagena Méndez
El Jimagua / Derechos Reservados
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