Goce altivo
Trueca mi vacío cándido, la luz
por la esperanza que sostiene mi noche,
como un glaciar que besa mármoles, trasluz
que brisa apañe en marca de tu broche…
Besa un canto cïego, palabra que promete,
la alcurnia no debate, si no impera
la fragua que es fuga a tu bandera,
lenta rosa de sal, topacio y alga que se mete…
Desboca tu risa la palabra de una mueca,
cual extasía tu verano, sin el habla,
y en tu silencio, habla el sol, mientras se seca
la última lágrima de sal, que busca y tïembla…
Aquella rosa de venado, busca la azalea
que confina verde mar, mientras pelëa,
y busca y arde ya la flor, la flor de seda,
que busca el lienzo de tu flor, que le conceda…
De robo álgido, de bruces entre fincas
esboza un ala de pantera, entre sofismas,
para vestir la paradoja donde intrincas
la luna besa de tu ardor, llamas y prismas…
Busca la llama de tu flor, altivas luces
que mi venablo no pudiera trasnochar,
y en tu sorteo, la palabra enamorar
se viste un cielo hacia mi sol, de sol y bruces…
No me congela ya la voz, de tu misterio,
una diadema oculta yace en noche,
ó mi Verano puebla el mar, que no trasnoche
desde mi encierro, vuelta al mar, de mi criterio…
Mi rosa habla de mi voz, cardumen ríe
cual solamente baja, incierta, la panoja,
y entre mis alas el doblez de mi ala escoja
la sombra hesperia de mi sol, mi llama enfríe…
No busca el ángel el misterio de mi dama,
no tan así, la voz persuade moraleja
contigo alaba ya del treno que despeja:
mi luna ala en robustez, mi sol te ama...
Mi goce es sombra, ya a la luz que me concibe,
pues busca un ala de mi cruz, de mis dos alas
y junto a teas no me buscas ni recalas
la voz del ala que mi sol, recibe…
Mi bella sïente la mirada de aquél numen,
cual coronado, sombra rémora y amante,
de mi perfecta sombra lacerante
restringe un eco de mi sombra, de mi lumen…
Mi coronado acierto en mí rastroja
aquél incierto clámide del vüelo,
que junto a un álabe de voz, de terciopelo
vasta influencia cabe al sol, que mi voz moja…
Mi sola hélice se vuelve trashojada,
cual la virtud de mi llanero que te arroja,
cual la clemátide del viento, que despoja
así ya alas tú la voz, de mí arrancada…
Mi beso imprime no lo cierto, nunca en ala
para vestir de mi silencio, tu silencio,
y en el silencio de mi sombra un verde anuncio
cual los rubíes de mi vuelo lento, gala…
De mí despoja ya el ahínco de mi sombra,
pero no dejes sin la luz, la que te nombra…
Trueca mi vacío cándido, la luz
por la esperanza que sostiene mi noche,
como un glaciar que besa mármoles, trasluz
que brisa apañe en marca de tu broche…
Besa un canto cïego, palabra que promete,
la alcurnia no debate, si no impera
la fragua que es fuga a tu bandera,
lenta rosa de sal, topacio y alga que se mete…
Desboca tu risa la palabra de una mueca,
cual extasía tu verano, sin el habla,
y en tu silencio, habla el sol, mientras se seca
la última lágrima de sal, que busca y tïembla…
Aquella rosa de venado, busca la azalea
que confina verde mar, mientras pelëa,
y busca y arde ya la flor, la flor de seda,
que busca el lienzo de tu flor, que le conceda…
De robo álgido, de bruces entre fincas
esboza un ala de pantera, entre sofismas,
para vestir la paradoja donde intrincas
la luna besa de tu ardor, llamas y prismas…
Busca la llama de tu flor, altivas luces
que mi venablo no pudiera trasnochar,
y en tu sorteo, la palabra enamorar
se viste un cielo hacia mi sol, de sol y bruces…
No me congela ya la voz, de tu misterio,
una diadema oculta yace en noche,
ó mi Verano puebla el mar, que no trasnoche
desde mi encierro, vuelta al mar, de mi criterio…
Mi rosa habla de mi voz, cardumen ríe
cual solamente baja, incierta, la panoja,
y entre mis alas el doblez de mi ala escoja
la sombra hesperia de mi sol, mi llama enfríe…
No busca el ángel el misterio de mi dama,
no tan así, la voz persuade moraleja
contigo alaba ya del treno que despeja:
mi luna ala en robustez, mi sol te ama...
Mi goce es sombra, ya a la luz que me concibe,
pues busca un ala de mi cruz, de mis dos alas
y junto a teas no me buscas ni recalas
la voz del ala que mi sol, recibe…
Mi bella sïente la mirada de aquél numen,
cual coronado, sombra rémora y amante,
de mi perfecta sombra lacerante
restringe un eco de mi sombra, de mi lumen…
Mi coronado acierto en mí rastroja
aquél incierto clámide del vüelo,
que junto a un álabe de voz, de terciopelo
vasta influencia cabe al sol, que mi voz moja…
Mi sola hélice se vuelve trashojada,
cual la virtud de mi llanero que te arroja,
cual la clemátide del viento, que despoja
así ya alas tú la voz, de mí arrancada…
Mi beso imprime no lo cierto, nunca en ala
para vestir de mi silencio, tu silencio,
y en el silencio de mi sombra un verde anuncio
cual los rubíes de mi vuelo lento, gala…
De mí despoja ya el ahínco de mi sombra,
pero no dejes sin la luz, la que te nombra…
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