Mudo engaño

Mudo engaño

A fe que no es mi ojo el que me guía
para saciar de tu pelo el mudo tacto,
y no es mi ceja ó aún el rabillo que en ti espía
para frenar de nuestros besos, el contacto…
Tal es la furia de mi celo en cuanto oye
tus labios mudos, su cadencia en otra estrofa,
que cantan ciertos, todos tus versos, no desoye
mi lengua dócil, todo goce, filosofa…

Ó todo el velo de tus ojos, no mi alcurnia
hundida premia en mi velamen, sola, muda,
de tu silencio de llanura en mi bigornia
besa el latido de tus alas, late, suda…
Mis ojos sueñan que no hay arrojo en tu fragancia
ó de ésta sombra, todo el ébano, no calla,
vituperando tu algarrobo mi muralla
ó sólo el sueño de mi toque, de tu infancia…

Ó no hay llanura, Paz, ó todo el bucle
desde mis alas toda nívea nueva vid
alicaída en tu sarmiento, mi debacle:
la sola uva prueba el dulce de tu quid…
Mi solo sello goza el arrobo de tu mano,
preñada en mí la forma, sinestesia
de tu mirada que la roba, ya no amnesia
ó tu figura en sí la tarde del verano…

Tu sólo hechizo, vuelve encanto solo un beso
contra el baluarte de mi goce, contra eso
que no lo orilla de tu prisa, de tu mano,
sólo el silencio de mi robo, nace en vano…
Toda mi ágil ciencia, contra el beso de tus besos,
no desatina mi murmullo contra labios,
todo el destello de tu siembra, de tus rezos
palabra enhiesta, alcanza cielos, sabios…

No nace al fin, de mi palabra sólo un alba
goza la ruina de mi sombra contra besos,
y en el furor de mi vanguardia, caen decesos
que la admistía de tus labios, salva…
Ó todo el habla de mi ruina, contra versos,
ó sólo versos de mi sangre, contra el habla
no mi presunta noche, beso entabla,
ó tus estrellas, besan fuego, ojos perversos…

Perversos de inocencia son tus ojos,
dos estrellas, alumbran mis despojos…