embriagados de tierno amor,
siento en mi pecho los suaves latidos
de tu pequeño corazón,
sin poder remediarlo
me embarga la emoción,
de mirar con ternura
mi pequeña bendición.
Duerme mi vida en mis brazos
déjame tu inocencia deleitar,
duerme mientras te voy meciendo
al son de un antiguo cantar,
siente los latidos de mi amor
que a tu lado siempre estarán,
para velar los sueños
de tu alma de cristal.
Mi pequeño fruto divino
nacido del más puro amor,
vástago del sentimiento
que del corazón nació,
tus ojitos me abren el alma
a la mínima sensación,
de la más tierna mirada
de mi retoño de amor.
Mi pequeña bendición
que llenas mi vida de gran ilusión,
enterneciendo cada momento
iluminando cada emoción,
que nace en lo más profundo
de mi corazón.
Gracias por hacerme sentir lo que siento
por quererte como te quiero,
mi niño pequeño
descansa sobre mi pecho,
y que los sueños te cuenten
lo mucho que te quiero.
Carmen Gutiérrez Tamayo
Poema registrado en:
http://www.safecreative.org/
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