Oh esplendor, oh, lejanía!

Oh esplendor, oh, lejanía!

Mi amada es mi celo nocturno,
como la nieve, como el alba,
y recelo el prodigio de su aroma,
como sinergia en la flor,
como carcoma…

Ya la madera de mi albor, tañe nocturna…
Oh la crisálida, la Flor, que interactúa!

Oh perpleja mi voz en la penumbra!

Ooh, yacido mi claustro en un espejo,
me apenumbra…!

Tan sólo el lirio de tus alas ya me encumbra!

Y me disuelve en albor, Tú, taciturna!

Mi rostro es cierto si tu voz nieva en locura…

Sólo la nieve de tu tacto enfría pura…

Sólo tus alas, me remontan con holgura…!

Sólo tú, en la marea, desmesuras…

Sólo te baña y el arpegio me deslumbra!

…De cuya lira vuelve sal mareas rotas,
sólo el silencio me devuelve a las alturas,

con la nevisca,
y en el mar
de verde cura…!

Oh, las olas de tu corazón y tu silencio,

Oh, Madre mía, de mi amor, en ti me anuncio!

A columpiarme, tras las olas de belleza,
que hacen tu nïeve mi blasón, mi ardid, mi süeño!

Tan golondrina de furor, en mí restañas,

y corcovea ya tu imagen, reverbera…!

Sobre la tea de tus alas, tú me adornas…

Oíd, llamad, escuchad, Vientos!

La voz de quien me nombra y me sustenta!