La mañana de tu rostro, la mañana de tus labios,
se erige en el vuelo de tu caminar precioso,
y se entona en el latido de mi soñar presagios,
sólo en el ahínco de mi desvelo lujurioso...
Mañana es tu nombre, mañana es tu tacto,
tu horizonte jovial, tu senda hermosa
tu vuelo de mariposa, tu ágil sendero,
que besa mi destino, un poco, por esmero...
Eres el agua dulce de la sed caliginosa...
La mañana de tu rostro, el alba de tu tañido
es el claro gemido de tu rostro en libertad,
sólo añade a mi carbunclo la vasta nimiedad
que un ribete endulza, añorando tu vestido...
Mi alma en tu mano cae, se viste de toda rosa
la añoranza hermosa que clava el lirio en tu pelo
y en tu mirada adorna, el suspiro en tu recelo,
la mirada recelosa de mi tacto, así, airosa...
Vuela el nimbo de tus alas, vuela el aroma desnudo
de tus alas como escudo de la vil pasión airosa
que desnuda mi silencio cual prohíbe de mi rosa,
aquél desnudo fanal que ilumina canto mudo...
Mi silencio es de mi risa, aquél desnudo sainete
que arremete con las ansias de mi querube locuaz,
cual espejo de mi risa, el solo verde antifaz
de mi silencio que esboza de tu pasión, que somete...
Mirada tierna no goza la libertad de tu rosa
inmersa por sobre el viento, cual vitupera mi asombro,
por donde late mi hombro, canción algo decorosa
que sobre estero la juncia y la mañana me alumbro...
Tus pies pequeños se juntan en oropel y caminan
por sobre el ala del rüego, y tan vergel me destinan
la sola noche del alba, y tu risa sobre el hielo
de mi ademán de la noche, con juventud, tu pañuelo...
Goza la libertad de tus alas, risa que llora perpetua
la Golondrina saeta de mi mirada que roba,
y en tu perpleja calandria, haz el atisbo de Mantua
por sobre mirada santa, de mi cordero a tu loba...
Gallarda noche se nutre de mi admistía su luz,
perpetrando la sandalia de tu cadencia de ala,
por sobre el viento intercala, de tus labios sola cruz
a la mirada que tronza mi suspiro que resbala...
Cual tu mirada me lleva, tu suspiro trae la tarde,
en el fondo mi silencio llama al verano que arde
por sobre risas de fuego, latiendo claro Verano
en el desván de tu risa, latiendo sobre tu mano...
Me desnudo ante tu flor, donde hago clara mi noche,
latiendo todo fulgor, de la espada que me tronce
sobre el silencio tu luz, madeja, latido de bronce:
crepúsculo ciego de luz, que envenena mi fantoche...
Risa que acaba tardía, en el fondo de tu luna,
agravia luego la mía, con tus senos y tu boca
tan perpleja como el vuelo de tus labios me desboca
el suspiro que me trueca lento jazmín, mi laguna...
Sólo el viento sabe cómo, has estallado florida!
Anidando en mi venablo, como perdida guitarra!
Que fue encontrada laúd, de mi encierro y de mi huida
sobre el ala de tu vida, mi desmedro que me amarra...!
Toca, Faetón, toquen músicos la noche,
que puebla todo mi son, y tu jazmín me reproche!
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