Crece un silencio de olvido

Crece un silencio de olvido

Es algo de tu silencio
y es parte de mi palabra,
siento una sombra macabra
crecer donde nos presencio.
Es algo que no sentencio,
pues no distingo su fuente,
me aleja, te vuelve ausente,
nos frena con su distancia,
no sé si es prisa o es ansia
no sé si es rata o serpiente.

Pero es así y nos separa
como un invisible muro,
como al fruto ya maduro
de la rama que lo ampara.
Rostro que vuelve su cara,
ave que deja su nido,
corazón sin más latido
que la costumbre y la pena,
ola que al dejar la arena
tras otro mar ya ha partido.

Es algo cual los amantes,
que están donde no debieron,
que amaron lo que pudieron,
que nunca pierden los guantes.
Qué besos más delirantes,
qué cuerpos más bien servidos,
qué deseos más cumplidos
mientras la llama se agita,
pero de pronto es marchita
y, ay de mí, los divididos.

Cómo evitarlo, no hay pista,
cómo explicarlo, no hay textos,
ni lágrimas ni pretextos
para que alguno desista.
Parece ser ley que exista
para cada triunfo un duelo,
para cada amor desvelo,
para cada bien lamento,
cómo enfrentarlo, lo intento,
pero no tengo consuelo.

Y así me voy y te alejas,
y así se divide el mundo,
en dos el fruto fecundo,
por la mitad las abejas.
Juro que no quiero quejas,
juro que feliz yo he sido,
tanto que no he comprendido
lo que nos pasa esta noche,
cuando después del derroche,
crece un silencio de olvido.

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