Lenta mirada…

Lenta mirada, que es el sol en su reflejo
ojo no adiestra su suspiro en las almenas
de su ribete rojas celadas en sus penas
dulce mirada, que hace al fin, mi ojo un espejo…
Voz de castaña, que hace circo mi embeleso
de diurno arrobo, sobre mesura mi talante,
sobre el sendero de tu boca hacia mi beso
sobre el suspiro de mi sombra, hacia delante...

Mi sombra cede aún el calor que me sofoca
tan hacinado de mi flor, frente a tu boca,
tal el sendero de mi flor distante, poca
en mi baluarte que hace sombra, que te evoca…
Tal el suspiro nacarado que se atreve
besar tus pómulos delgados, ya sean nïeve,
donde celebras tu ilusión y ya se apoca
de tu pasión, el suspiro de tu boca…

Mi sombra quiere lo que son alas en tus alas
tan liberadas de su vuelo, en diurna sïerpe,
cual golondrina que se atreve, no se acuerpe
a mi desgano, sobre el mar en que recalas…
Mi ojo no endulce lo variado en sola cuna
delgada arena en tu cinética, la forma
de una Artemisa que se vuela en diosa alguna
a mi debacle, mi suspiro, pan, tu horma…

Mude mi süeño, mi ilusión yace sombría
sobre el desvelo de mi hoz, mi cuna errante,
sobre el amor de tu amor níveo, voz amante
de mi desvelo, hacia tu sol, mi ardor, hombría…
Mi sombra estéril lenta fragua fue indócil,
lenta llanura, sobre el arpa que enmudece
tan sólo el sitio de tu voz, que no perece,
tan sólo cierta como el glamour, la lluvia frágil…

Mi sombra nieva en su suspiro, y lenta agota
cual el sendero en su palabra manirrota
que sobre el alba, en lenta flor, ya no se agota
desde su vuelo hacia mi flor, albor derrota…
Mi sombra frágil puede estío la cadencia
de mi oropel así tatüado, en flor, mi arte
sobre el desvelo de mi propio mascullarte
aleve almendro de mi flor, de mi prudencia…

Pisada erige, lo que el sendero aún no trova,
de mi descalza ilusión, en mi recova…