Luce el atardecer de tu semblante, cual la brisa
cual el océano en tu flor, en lo escarlata
y en su bosquejo, cual la mirada sedienta, aún de plata
descubre así la flor de tu sonrisa…
Así el atardecer embellece, cual un faro rutilante
su toque de otoño desmerece de su claro,
cual desmedida de un instante, al rojo faro
de tu mirada, iluminada cual diamante…
Sostenida albura, de rojo asedio solicita
así el légamo de amor, que mi constancia precipita
a tu dosel de engaño, ó de fuste nacarado
en la audiencia de mi verbo, ó de lecho enamorado!
Belleza se sitúa tras tus pasos, loco asedio
que mi perfume encïerra tras tus pasos de gaviota,
y en tus alas el desmedro de mi fauna en bancarrota
hace cierta mi batalla, tras tus pies va mi remedio…
Oh tu pecho solicita mi resguardo, el de tu boca
que mi beso sólo atañe con el claustro que recita
el vendaval de tu Belleza, que a tus pies me invita
a deslizarme bajo el lecho de tu cuerpo que desboca!
Así mis ojos caen en tu gallarda fornitura
haciendo ébano de miel la sombra austera de mi boca
que en tus labios sólo ceden plenitud con tesitura,
la mirada de mi bien, de mi recelo sobre roca…
Besos a tus labios, tu boca engaña de placer mi lengua
y se baña con tu miel en mi desvelo taciturno
de mi debacle aún en tu flor, en mi guarida, tan nocturno
como el beso de tu vino que acaudala ebrio a mi yegua…
Mi bajel se estrella en rocas, en la isla de tus besos
y despeña mi laurel, fragante beso helado
de mis horas al tañer y al tocar tu rostro amado
Enamorada: te sonríes con mi alma y mis latidos presos!
Lenta alcurnia sólo diera de tu blasón hecho belleza,
en tu cintura todo el pan, y mi descalza fortaleza
de ti, mujer, hecha de besos, y de oro en madreselva
tus suspiros adormecen y tu vientre desenvuelva…
Mis ojos en ti quedan, y hacen noche lo plausible
mi dorado aliento cede mi fortuna entre tu pecho
que mi sombra en tu cabello, hacen vida lo visible
corolario de la espuma, de mi ardor en ti deshecho!
En tus piernas va la noche, y mi claustro en lo seguro
de tu forma lenta flor tan perfumada me desboca
mi horizonte nacarado, ó del alba el sol más puro
que resbala en mi consciencia, habitándote la boca…
Mi silencio es la rüina de un colosal extravío
sencillez de mi perdida avidez tan prematura
de mi beso en tu hermosura, de mi beso en tu hermosura!
Hace la miel de tu pecho, perfumada boca estío!
En tu cintura me uno y es beso, todo el cüerpo en mi locura,
asida de trova silente, tu belleza es hermosura...
cual el océano en tu flor, en lo escarlata
y en su bosquejo, cual la mirada sedienta, aún de plata
descubre así la flor de tu sonrisa…
Así el atardecer embellece, cual un faro rutilante
su toque de otoño desmerece de su claro,
cual desmedida de un instante, al rojo faro
de tu mirada, iluminada cual diamante…
Sostenida albura, de rojo asedio solicita
así el légamo de amor, que mi constancia precipita
a tu dosel de engaño, ó de fuste nacarado
en la audiencia de mi verbo, ó de lecho enamorado!
Belleza se sitúa tras tus pasos, loco asedio
que mi perfume encïerra tras tus pasos de gaviota,
y en tus alas el desmedro de mi fauna en bancarrota
hace cierta mi batalla, tras tus pies va mi remedio…
Oh tu pecho solicita mi resguardo, el de tu boca
que mi beso sólo atañe con el claustro que recita
el vendaval de tu Belleza, que a tus pies me invita
a deslizarme bajo el lecho de tu cuerpo que desboca!
Así mis ojos caen en tu gallarda fornitura
haciendo ébano de miel la sombra austera de mi boca
que en tus labios sólo ceden plenitud con tesitura,
la mirada de mi bien, de mi recelo sobre roca…
Besos a tus labios, tu boca engaña de placer mi lengua
y se baña con tu miel en mi desvelo taciturno
de mi debacle aún en tu flor, en mi guarida, tan nocturno
como el beso de tu vino que acaudala ebrio a mi yegua…
Mi bajel se estrella en rocas, en la isla de tus besos
y despeña mi laurel, fragante beso helado
de mis horas al tañer y al tocar tu rostro amado
Enamorada: te sonríes con mi alma y mis latidos presos!
Lenta alcurnia sólo diera de tu blasón hecho belleza,
en tu cintura todo el pan, y mi descalza fortaleza
de ti, mujer, hecha de besos, y de oro en madreselva
tus suspiros adormecen y tu vientre desenvuelva…
Mis ojos en ti quedan, y hacen noche lo plausible
mi dorado aliento cede mi fortuna entre tu pecho
que mi sombra en tu cabello, hacen vida lo visible
corolario de la espuma, de mi ardor en ti deshecho!
En tus piernas va la noche, y mi claustro en lo seguro
de tu forma lenta flor tan perfumada me desboca
mi horizonte nacarado, ó del alba el sol más puro
que resbala en mi consciencia, habitándote la boca…
Mi silencio es la rüina de un colosal extravío
sencillez de mi perdida avidez tan prematura
de mi beso en tu hermosura, de mi beso en tu hermosura!
Hace la miel de tu pecho, perfumada boca estío!
En tu cintura me uno y es beso, todo el cüerpo en mi locura,
asida de trova silente, tu belleza es hermosura...
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