La llamada

La llamada

Suena un teléfono, contesten,
puede ser Dios sin otro número en la lista,
puede ser alguien que sabe el resultado
de esta mezcla de huesos y ocasos en el alma.
Puedes ser tú, que buscas direcciones para el nido
o para aquella voz que te haga saber porque llamaste.
Puede ser sencillamente el padre océano,
pidiendo abandonar la caza de ballenas,
la mezcla de residuos con sus aguas
y a las olas que no aprenden nunca a alzar el vuelo eterno.
Puede ser Dios que otra vez quiere salvarnos,
pero no tiene ya ningún pesebre en las estrellas,
o el viejo Lucifer, recordando su llamado
a que ardan en su infierno los hijos que profitan.
Suena el teléfono, contesto, ya han colgado,
si eras tú, vuelve a llamar, no sabes cuánto
nos hace falta oír tu voz en este pobre
y silencioso y viejo fin de mundo
en que después te llamo y no contestas.

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09 05 14