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Conectarse
por Leyre Vie Ene 10, 2014 2:01 amQuiero tu amor cuya boca sea un ramillete de tréboles
hagas anillos de mar con tus dedos desnudos
tengas una sonrisa infantil entre tus paredes blancas
y que el tiempo sin tiempo se nos deslice.
Quiero una escalera de infinitos escalones
que tus pies no recorran las hojas del calendario
que tus cabellos sean cabellos de agua
y quiero, todos los instante después de besar tus labios,
quiero tus últimas palabras, sumergirme
en todos aquellos lugares de idiomas desconocidos
para recibir con retraso tu dulce proposición
y volver del país donde no existen los regresos,
de esa tierra de nadie, donde vuelan las nubes...
y seguir tiñendo de deseos todo nuestro ayer,
quiero las sílabas de todo tu nombre
todas las sombras intermitentes del adiós
y anticipar los acontecimientos
para que te quedes impreso conmigo en el papel,
con la cabeza agachada recordar las esperas
las correrías, y sentirnos del revés
y volver a contar los días de lluvia
que te me insinúes dulce y con el color
de amarnos hasta la piel, rompiendo todas las leyes permitidas,
y quiero todos los pétalos de aquella flor amarilla
que marcó la página de aquel poema
y que sigue marcando la larga ausencia
de confundir los caminos de tanta arena desierta...
hagas anillos de mar con tus dedos desnudos
tengas una sonrisa infantil entre tus paredes blancas
y que el tiempo sin tiempo se nos deslice.
Quiero una escalera de infinitos escalones
que tus pies no recorran las hojas del calendario
que tus cabellos sean cabellos de agua
y quiero, todos los instante después de besar tus labios,
quiero tus últimas palabras, sumergirme
en todos aquellos lugares de idiomas desconocidos
para recibir con retraso tu dulce proposición
y volver del país donde no existen los regresos,
de esa tierra de nadie, donde vuelan las nubes...
y seguir tiñendo de deseos todo nuestro ayer,
quiero las sílabas de todo tu nombre
todas las sombras intermitentes del adiós
y anticipar los acontecimientos
para que te quedes impreso conmigo en el papel,
con la cabeza agachada recordar las esperas
las correrías, y sentirnos del revés
y volver a contar los días de lluvia
que te me insinúes dulce y con el color
de amarnos hasta la piel, rompiendo todas las leyes permitidas,
y quiero todos los pétalos de aquella flor amarilla
que marcó la página de aquel poema
y que sigue marcando la larga ausencia
de confundir los caminos de tanta arena desierta...
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» Déjame unir mi mano con la tuya...
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