Placita de Santa Amalia
Placita de Santa Amalia,
remanso de escuela a escuela,
aquí la tarde no vuela
y el cielo ofrece una dalia.
Las nubes van sin sandalia,
buscando el calor esquivo,
sentado aquí yo recibo
del tiempo la bienvenida,
y el beso que da la vida
hasta al pobre y al cautivo…
Soy un profesor errante,
trabajo en doble colegio,
en ambos toco el arpegio
del número y su constante.
Doble jornada y trasplante
entre dos aulas cercanas,
en una estoy las mañanas,
en otra después de almuerzo
y en esta plaza converso
de mis cuitas y mis ganas.
Nací lejos de Santiago
sin pensar en ser docente,
crecí como tanta gente
sin lujos y sin halago.
En la capital me estrago
de la historia en los ochenta,
la vida se abre violenta,
son años de dictadura,
la lucha un rumbo procura
y allí mi puño se cuenta.
Así de mi pueblo aprendo
lecciones que no se olvidan,
que las repita no pidan,
que en todo cambios voy viendo.
De mi mismo me sorprendo,
tanto pasa, tanto queda,
la vida es como una rueda
que gira aunque no queramos,
ya venimos, ya nos vamos
y haciendo lo que se pueda.
En eso estoy y esta Plaza
testigo es de mis empeños,
de mis hechos y mis sueños,
de mi viaje y su barcaza.
Ya luego volveré a casa,
con mis padres que han partido,
placita, lo que te pido
es que valga la experiencia,
y gracias por la inocencia
de mi pie en ti detenido.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
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Placita de Santa Amalia,
remanso de escuela a escuela,
aquí la tarde no vuela
y el cielo ofrece una dalia.
Las nubes van sin sandalia,
buscando el calor esquivo,
sentado aquí yo recibo
del tiempo la bienvenida,
y el beso que da la vida
hasta al pobre y al cautivo…
Soy un profesor errante,
trabajo en doble colegio,
en ambos toco el arpegio
del número y su constante.
Doble jornada y trasplante
entre dos aulas cercanas,
en una estoy las mañanas,
en otra después de almuerzo
y en esta plaza converso
de mis cuitas y mis ganas.
Nací lejos de Santiago
sin pensar en ser docente,
crecí como tanta gente
sin lujos y sin halago.
En la capital me estrago
de la historia en los ochenta,
la vida se abre violenta,
son años de dictadura,
la lucha un rumbo procura
y allí mi puño se cuenta.
Así de mi pueblo aprendo
lecciones que no se olvidan,
que las repita no pidan,
que en todo cambios voy viendo.
De mi mismo me sorprendo,
tanto pasa, tanto queda,
la vida es como una rueda
que gira aunque no queramos,
ya venimos, ya nos vamos
y haciendo lo que se pueda.
En eso estoy y esta Plaza
testigo es de mis empeños,
de mis hechos y mis sueños,
de mi viaje y su barcaza.
Ya luego volveré a casa,
con mis padres que han partido,
placita, lo que te pido
es que valga la experiencia,
y gracias por la inocencia
de mi pie en ti detenido.
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