En pleno Santiago el mar
En pleno Santiago el mar
se escucha azul y salado,
detente y ven a mi lado,
busca en su arena el andar.
Es cierto que hay un millar
de muros, timbres y olvidos,
también que vamos perdidos
tras naufragar el amor,
pero es cierto que en su flor
se bañan nuestros sentidos.
Vivir ya sé que no es fiesta,
pero igual has de bailar,
tal como la ola al besar
la sal buscando respuesta.
También al otro le cuesta
saber cuál es su horizonte,
pero alegre cruza el monte
y su luz da a cada paso
y el sangrar, cual tú, al ocaso
del renacer es su apronte.
Pero tú, brizna, gavilla,
cascarón, gaviota espuma,
tus calles llenas de bruma,
tus noches de pesadilla.
Sal a buscar en la orilla
de tus costas más serenas
consuelo y paz a tus penas,
verdad a tu corazón
y un pez llamado ilusión
que venza tantas sirenas.
Yo creo que no hay ciudad
cual tú dices que no hay playa,
que hasta la torre desmaya,
que hasta en la miel hay maldad.
Ni océanos de verdad
más que en la piel y los sueños,
ya agitados, ya risueños,
navegando con nosotros,
o revueltos como potros
por dar con nuestros empeños.
Así Santiago no existe,
es sólo un mar de mortales,
ahogándose en sus males,
cada cual más solo y triste.
Así en sus aguas resiste,
pese a todo, la esperanza,
un timón es la confianza,
una vela el compromiso
y esas tierras que diviso,
costas simples del que avanza.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
15 07 13
En pleno Santiago el mar
se escucha azul y salado,
detente y ven a mi lado,
busca en su arena el andar.
Es cierto que hay un millar
de muros, timbres y olvidos,
también que vamos perdidos
tras naufragar el amor,
pero es cierto que en su flor
se bañan nuestros sentidos.
Vivir ya sé que no es fiesta,
pero igual has de bailar,
tal como la ola al besar
la sal buscando respuesta.
También al otro le cuesta
saber cuál es su horizonte,
pero alegre cruza el monte
y su luz da a cada paso
y el sangrar, cual tú, al ocaso
del renacer es su apronte.
Pero tú, brizna, gavilla,
cascarón, gaviota espuma,
tus calles llenas de bruma,
tus noches de pesadilla.
Sal a buscar en la orilla
de tus costas más serenas
consuelo y paz a tus penas,
verdad a tu corazón
y un pez llamado ilusión
que venza tantas sirenas.
Yo creo que no hay ciudad
cual tú dices que no hay playa,
que hasta la torre desmaya,
que hasta en la miel hay maldad.
Ni océanos de verdad
más que en la piel y los sueños,
ya agitados, ya risueños,
navegando con nosotros,
o revueltos como potros
por dar con nuestros empeños.
Así Santiago no existe,
es sólo un mar de mortales,
ahogándose en sus males,
cada cual más solo y triste.
Así en sus aguas resiste,
pese a todo, la esperanza,
un timón es la confianza,
una vela el compromiso
y esas tierras que diviso,
costas simples del que avanza.
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