Nada de lo que ocurre de día es lo mismo de noche,
nada se parece a esa paloma que sobrevuela la tarde,
que anida en tus ojos y bebe en el riachuelo
que anda por el sendero cortando la madreselva
de tu recuerdo en mi pelo, nada como el extravío
el enredo de tus dedos y el viento,
nuestra ley en la hierba fresca, la orilla de mi pecho con tus flores.
Nada,sin poder decir si quiera si quiero rodar la vida
con las alas pegadas en la hierba ebria y madura
de una historia interrumpida, nada cuando me curas
del perfume de las rosas, del juego de la vida
con la melodía llenando una copa hecha dulzura,
decirte, por si acaso vuelves y encuentro en mi espejo tu misma mirada,
que dejo en mi ventana una cesta de alondras flotando,
con la misma ilusión que el otoño cuando cruza su travesía indiscriminada
y da la bienvenida a la estación primera,
para que en la piel surja un arpa, un canto sellado,
una ensenada, ser todo como un dios o ser polvo de nada....
si los campos verdean y el suelo del paseo se alfombra
será como un corazón agitado sin ser tiempo
y una pupila coloreada sin atajos ni cauces
con el más bello canto de la alegría del viento,
y quitarme el sombrero de una paz que espante los silencios,
un despertar avanzando con el coraje del cuerpo
andar el camino y el horizonte erigidos en nuestras manos,
batallando con el tiempo del amor, la frente, los brazos y los labios.
Sabes que no hemos de volver por eso te lo cuento,
por eso quizás también, siento nostalgia de nosotros.
nada se parece a esa paloma que sobrevuela la tarde,
que anida en tus ojos y bebe en el riachuelo
que anda por el sendero cortando la madreselva
de tu recuerdo en mi pelo, nada como el extravío
el enredo de tus dedos y el viento,
nuestra ley en la hierba fresca, la orilla de mi pecho con tus flores.
Nada,sin poder decir si quiera si quiero rodar la vida
con las alas pegadas en la hierba ebria y madura
de una historia interrumpida, nada cuando me curas
del perfume de las rosas, del juego de la vida
con la melodía llenando una copa hecha dulzura,
decirte, por si acaso vuelves y encuentro en mi espejo tu misma mirada,
que dejo en mi ventana una cesta de alondras flotando,
con la misma ilusión que el otoño cuando cruza su travesía indiscriminada
y da la bienvenida a la estación primera,
para que en la piel surja un arpa, un canto sellado,
una ensenada, ser todo como un dios o ser polvo de nada....
si los campos verdean y el suelo del paseo se alfombra
será como un corazón agitado sin ser tiempo
y una pupila coloreada sin atajos ni cauces
con el más bello canto de la alegría del viento,
y quitarme el sombrero de una paz que espante los silencios,
un despertar avanzando con el coraje del cuerpo
andar el camino y el horizonte erigidos en nuestras manos,
batallando con el tiempo del amor, la frente, los brazos y los labios.
Sabes que no hemos de volver por eso te lo cuento,
por eso quizás también, siento nostalgia de nosotros.
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