Compañero

Compañero

Acababa de tomarse el desayuno,
acababa de peinarse para ir a la escuela
cuando supo, le avisaron, sintió el grito
de su padre asesinado en plena calle.
No lloró, no abrazó ni a su madre ni al espanto,
limpió la mesa y la taza de su té con leche,
reviso frente al espejo cuello y partidura
y se fue a su clase sólo a que otra clase
desde ahora y para siempre ya sin libros y sin dudas.
Desde entonces suelo verlo en cada estrella,
luchando en su recuerdo por los otros,
alzando en sus estatura su venganza:
amar y ser feliz pese al siniestro,
pese al tahúr y al mercenario sin partido
y al indolente que secunda su atropello.
Suelo escucharlo en la justicia que amanece,
en cada funa que atormenta a los esbirros,
en cada rebelión de jóvenes preclaros,
en cada soledad de aquello que aún no se resuelve.
Así lo veo, con su padre en la mirada,
con sus hijos en el surco que abre día a día,
juntos con tantos que aparentemente se perdieron,
pero que están aquí, junto a nosotros con su historia.
Su nombre ya lo saben, se repite
en cada amanecer con su sol recto,
su causa ya la entienden y es la nuestra y la de todos,
su voz es la que traigo, sigue tú con su conciencia.

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22 04 13

Impresionante, Óscar,

un abrazo a tu escritura y a tu alma!

Un abrazo del alma, amigo mío.-