Frente al abismo
No apaga el tiempo el amor
ni la distancia es olvido,
la ausencia es un conocido
que no entiende de rigor.
La muerte no es superior
si en la vida entregas todo,
así es tan sólo un recodo
que tu paso ha de sortear,
la razón es que al amar
forma eterna toma el lodo.
Así, no te rindas nunca,
que la esperanza no muere,
por más que el adiós la hiere
jamás queda el alma trunca.
Por más que un amor no funca
la vida sigue su curso,
es la amistad su recurso,
es la paciencia su escuela
y así hasta lo eterno vuela
por no cortar el discurso.
Amar, amar simplemente
a la gente y a la tierra,
amar hasta al que en la guerra
se ha creído inteligente.
Al cuerdo, al loco, al ausente,
al que no cree ya en nada,
de noche y de madrugada
y en cada hora del día,
amar y amar a porfía,
sin medida y sin espada.
Y es cierto, habrá de doler
la incomprensión no esperada,
esa promesa olvidada
y el gesto de un no volver.
Pero es más cierto que ayer
lo que sembraste dio fruto,
ni mayor ni diminuto,
sino exacto en tu existencia,
toda fértil la experiencia
te alienta con su estatuto.
Entonces seca tu llanto,
ya has regado tu semilla,
la flor te espera en la orilla
y en cada noche un buen manto,
Deja atrás pena y quebranto,
si otros hay ya harás lo mismo,
mas nunca por egoísmo
te olvides del verbo amar,
la tierra se ha de acabar,
mas no tú frente al abismo.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
10 04 13
No apaga el tiempo el amor
ni la distancia es olvido,
la ausencia es un conocido
que no entiende de rigor.
La muerte no es superior
si en la vida entregas todo,
así es tan sólo un recodo
que tu paso ha de sortear,
la razón es que al amar
forma eterna toma el lodo.
Así, no te rindas nunca,
que la esperanza no muere,
por más que el adiós la hiere
jamás queda el alma trunca.
Por más que un amor no funca
la vida sigue su curso,
es la amistad su recurso,
es la paciencia su escuela
y así hasta lo eterno vuela
por no cortar el discurso.
Amar, amar simplemente
a la gente y a la tierra,
amar hasta al que en la guerra
se ha creído inteligente.
Al cuerdo, al loco, al ausente,
al que no cree ya en nada,
de noche y de madrugada
y en cada hora del día,
amar y amar a porfía,
sin medida y sin espada.
Y es cierto, habrá de doler
la incomprensión no esperada,
esa promesa olvidada
y el gesto de un no volver.
Pero es más cierto que ayer
lo que sembraste dio fruto,
ni mayor ni diminuto,
sino exacto en tu existencia,
toda fértil la experiencia
te alienta con su estatuto.
Entonces seca tu llanto,
ya has regado tu semilla,
la flor te espera en la orilla
y en cada noche un buen manto,
Deja atrás pena y quebranto,
si otros hay ya harás lo mismo,
mas nunca por egoísmo
te olvides del verbo amar,
la tierra se ha de acabar,
mas no tú frente al abismo.
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