El gran problema

El gran problema

Me pidieron que dejara a mi psiquiatra,
las palomas con las que sueño lo pidieron,
albas, rojas, llenas de espíritus altivos,
enmarañadas a un poder que no descifro,
antiguas en mis venas como el vuelo en que las calzo,
prolíficas cual pelo que se cae del otoño,
fraternas como el mar que lame y lame las heridas de la costa,
me dijeron que dejara a mi psiquiatra.
Lo hice, pero el hombre, por no quedar sin su trabajo,
las abatió con su escopeta de odio,
me aletargó con mil sedantes verdes
y el día en que murió, estrangulado por mis brazos,
me confesó que el gran problema mío y suyo
es que sus palomas ya jamás habían vuelto.

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03 04 13