Julio diecinueve
Y entonces te ví...
y lo cambiaste todo.
Ignoraba cuánto
habías andado
hasta llegar
al fondo
de mis pupilas.
No imaginaba
que fueras tú.
Aquel
que enfundaba
en su bolso
de viaje
mis noches
y mis días.
No sabía que traías
tan difícil misión.
Como un sol
imponente
te alzaste frente a mí,
e inundaste de luz
y alborozo
el umbral de mi vida.
Y entonces
eras tú....
Venías
ataviado de sol
y de otoño,
de la lluvia
y el vino
de tu tierra.
Venías
canturreando
de mañana,
sobre la nueva faz
de un sendero azul.
Ingrid Zetterberg
En recuerdo del 19 de Julio de 1,969
Todos los derechos reservados
S.C. Cta. # 1107040430657
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