Por lo mucho que me diste
de tu amor, siempre encantado,
te presiento en cada pecho
y también en todos lados.
Te percibo en cada estrella,
en mi sueño esperanzado,
en esa ola que me llega
y en la flor que estoy mirando.
Yo te siento dondequiera;
dondequiera, acompañado...
¡Ay, amor de mis amores,
mi rayito entrelazado!
Por lo mucho que me diste,
nunca, nunca, te he olvidado.
Me levanto entre penumbras
y no caigo derrotado.
Te adivino en todo tiempo
y en paisajes desolados.
Te adivino en cada carta
que mi mano ha barajado.
Dondequiera yo te siento;
dondequiera, acompañado...
¡Ay, mi rosa de los vientos,
nunca solo he navegado!
G.S.A.
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