Consecuencias de la acción humana sobre la Naturaleza y la Paz

Observa cómo en la naturaleza todo es inseparable, existiendo una estrecha interconexión entre todos los elementos: el agua, el aire, la tierra…Hay un equilibrio sutil y de una enorme fragilidad que abarca todo. Durante cuatro mil millones de años la vida comenzó y evolucionó en la Tierra sin interferencias hasta que llegó el Hombre, un advenedizo que como hijo de rico, se abocó a dilapidar esa herencia millonaria (y esto con predominio en Occidente y en forma más acelerada a partir del desarrollo industrial puesto que las civilizaciones “primitivas” vivían en armonía con la naturaleza) logrando prácticamente su destrucción en tan solo doscientos mil años, en términos de vida planetaria lo que dura un suspiro. Mira los árboles, esas esculturas vivientes, desafío permanente a la ley de gravedad, en qué forma fueron diezmadas por la codicia e ignorancia del ser humano; fíjate en la inmensa variedad de los animales víctimas de la caza indiscriminada o de la gula que solo se sacia con éstos, ignorando otras alternativas que son, incluso, más saludables para el mundo y el propio ser humano; observa los diferentes elementos de la naturaleza ya mencionados de qué forma su contaminación llega en estos momentos a niveles críticos.
De esta violencia ni siquiera se salva la humanidad, cuyos miembros tendrían que considerarse hermanos, y que se están aniquilando entre sí de la forma más cruel por medio de guerras o hambrunas (producto de las desigualdades) o los desastres de la naturaleza producidos por el propio hombre en esta carrera demencial de agresión a nuestra gran nodriza, la Naturaleza. Hace más de 2000 años Cristo trajo a la Tierra un mensaje de amor para toda la humanidad que no hacía distinción entre sexos, razas ni poder económico, ni nivel cultural; el Hombre ha desoído éste y sigue enfrascado en esta actitud que está llevando a su propia destrucción como especie. Guerras propiciadas por el odio al diferente ya sea por su credo, ideología, color de piel o por codicia, con el objetivo de apoderarse de bienes que no le corresponden. En fin, el daño inferido al hombre por sus congéneres llega a niveles inimaginables e incluso no sólo está hipotecando su futuro sino también el de las generaciones venideras..
Es importante que el Hombre tome conciencia lo antes posible de todos estos efectos que su accionar irresponsable está provocando antes que el devastación de la Tierra y la afectación de la humanidad sea irreversible transformándose aquella en un inmenso páramo inhabitable mientras se extinga esta última. Esta la única manera de sentar las bases para una paz duradera pues de otra manera ésta será solo una utopía.