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por Compréndeme, amigo, amiga,
no quiero importunarte,
sólo desearte lo mejor y
de mi estancia en esta Tierra,
he vivido gracias al Cielo
una juventud y adolescencia
llena de aire puro,
de salud,
gracias a mis padres,
a mis hermanos,
y a mi voluntad de seguir
respirando
el aire que los bosques –cada árbol, y plantita-
destilaba en el aire con el oxígeno más puro:
me invitaba a sentir y a querer
correr
como el viento.
Detrás de una pelota fueron mis alegrías
y compartidas esperanzas sonajeras de virtud,
enarboladas de buenos sentimientos
y de la misma alegría compartida,
el mismo aire respirábamos…
La salud
es el equilibrio de la mente
y el cuerpo,
del alma
y tu sonrisa,
ayúdame a izar la bandera –blanca- como una nube cristalina
que llueva sobre nuestras cabezas la misma frescura
que nos libere del tabaco, de los aditivos que las sombras del smog y
el desacierto tras los pasos equivocados
de un rumbo
que puede
llevarnos
a la muerte,
y no sean estos oscuros fantasmas, la ilusión vedada
que nos quite la salud
y nos envuelva
en el sufrimiento
de unas alas
que han nacido para volar,
de unos pies
que necesitan dar pasos
para llegar a destino,
a cada destino.
Eleva junto a mí la plegaria para que esa Salud
conciba en su simiente la luz
de un nuevo Amanecer,
-ya sea invierno, frío, ó atemperado Verano- tu sonrisa
quedará descubierta por los colores
de un hermoso arco iris.
Frío ciervo vulnerado,
si tus pasos se mancharon
con el barro de un vendaval de húmedo descuido,
abrígate! Encuentra en el sol estival el murmullo del calor
de los cipreses, de los álamos, de los eucaliptos, del siempre renovado verdor
-Que es para ti!- y déjate empapar las raíces del húmedo calor de la tierra
donde florecen las rosas, los claveles,
y todas las flores,
que te están esperando
cada mañana!!!
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