Sí
Sólo tengo un deseo:
no morir sin saber que te vi
y que dijiste te creo,
no alejarte de mi
sin que duerman las brumas que ondeo
desde mi alma a la luz de un paseo
por las mesas de un tibio café,
por mi fe sin recreo,
por las dudas que no aclararé
ni en los astros que miro y no veo.
Por eso yo digo que fue sin final,
que fue un miércoles, fue un día casual
el testigo de un dulce desliz en que río,
de un paso ganado al azar
en la pugna en la nada y el mar
contra el libre y honrado albedrío.
Los que ganan su pan saben bien
que el destino no lo hacen los campos de trigo
y agradezco a la luz,
a tu tiempo, a las copas, a un tren,
al honor que bendigo.
Juego a cara y a cruz
la verdad que aprendí conmovido
cuando quise olvidar el olvido:
no es tan malo vivir
cuando un día cualquiera a las siete
veo un rostro surgir
y en sus ojos promete
tu deseo algún ángel cumplir,
pues me has visto y te vi
y este encuentro arremete
con la duda y el miedo en la piel,
con la sombra del vino y la hiel
que bebiste al venir.
Doy la espera por mi ya cumplida,
doy mi beso de la bienvenida,
vayamos por más,
soy un hombre que empieza a nombrarte,
a medir la ocasión para amarte,
a marchar sin disfraz.
Si lo quieres, lo quiero y te abrazo,
si lo quieres es tuyo mi paso,
me gusta ir por ti,
a las siete has llegado a la cita,
a las siete la has hecho infinita,
pues dices que sí.
14 07 12
Sólo tengo un deseo:
no morir sin saber que te vi
y que dijiste te creo,
no alejarte de mi
sin que duerman las brumas que ondeo
desde mi alma a la luz de un paseo
por las mesas de un tibio café,
por mi fe sin recreo,
por las dudas que no aclararé
ni en los astros que miro y no veo.
Por eso yo digo que fue sin final,
que fue un miércoles, fue un día casual
el testigo de un dulce desliz en que río,
de un paso ganado al azar
en la pugna en la nada y el mar
contra el libre y honrado albedrío.
Los que ganan su pan saben bien
que el destino no lo hacen los campos de trigo
y agradezco a la luz,
a tu tiempo, a las copas, a un tren,
al honor que bendigo.
Juego a cara y a cruz
la verdad que aprendí conmovido
cuando quise olvidar el olvido:
no es tan malo vivir
cuando un día cualquiera a las siete
veo un rostro surgir
y en sus ojos promete
tu deseo algún ángel cumplir,
pues me has visto y te vi
y este encuentro arremete
con la duda y el miedo en la piel,
con la sombra del vino y la hiel
que bebiste al venir.
Doy la espera por mi ya cumplida,
doy mi beso de la bienvenida,
vayamos por más,
soy un hombre que empieza a nombrarte,
a medir la ocasión para amarte,
a marchar sin disfraz.
Si lo quieres, lo quiero y te abrazo,
si lo quieres es tuyo mi paso,
me gusta ir por ti,
a las siete has llegado a la cita,
a las siete la has hecho infinita,
pues dices que sí.
14 07 12
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