La canción de la duda

La canción de la duda

¿Quién podrá detenerme, mi dios,
quién va a pararme?
No lo logró el amor, no lo han podido
ni las lágrimas ni el olvido,
no lo logró el dolor.
¿Quién va a hacerme bueno, señor,
quién me convierte?
Ni el hogar que me amó ni los maestros,
ni la ingenua niñez ni el joven triste,
ni el ser que en mi creció estando yo ausente.
¿Quién va abrigarme, mamá?
Ni las pasadas penas que ya escapan,
ni este presente con su pan endurecido por los golpes,
ni el hosco porvenir que a más cerca más alarga sombras.
¿Quién soy yo mismo, papá,
sólo un rincón en que tus manos se entibiaron,
sólo una piel en que los años se pulieron,
sólo un marfil del que no brota nota alguna?
¿Quién no soy yo, señores míos,
el que no calla por más que el tiempo se oscurece,
el que no miente por más que haya en el trono mil falsos profetas,
el que no cesa jamás, porque algún día se hará el reino?
No sé, yo nada sé, pero te espero,
una vez más te invito a galopar sobre las sombras,
una vez más vendré yo cada vez que estés cansado,
una vez más me voy ya preguntando ¿qué, quién, cómo
y hasta cuando, hasta cuando, sobre todo,
mis señores, hasta cuándo nos mantienen con la duda?

06 06 12