Nada que me detenga
a cabalgar la saeta del verano,
nada que deje en noche la huella de tu mano,
nada, a menos que la música sostenga
el brillo de tus ojos en el piélago del mar
y que sucumba sobre las ascuas de mi vuelo
el lúdico cantar de ser como el anzuelo
que pregona tu vertiente sobre el látigo, soñar…
Nada que me detenga a volar
entre las alas sin sofreno, sobre el vuelo de los vientos
que latiendo mi corazón en el telar
de los númenes encantos que ciegan los advientos
-primorosa tarea de un vano suplicar- sobre el abismo
es puro jazmín y ramo de azahar conmigo mismo
enhebrando en la tarea del selvático alabastro
unión desorbitada de los astros sobre astro…
Misógina bandada que en la lucha del soñar
arremete en el juglar el paseo de Volar
sobre el ahínco vedado, helado hasta adueñar
calor del cielo entre el rosado telar
de un oro en bruma; asido solamente para ser
el resguardo de la noche en tu claro palpitar,
pálpito es arena, y es viento, esclarecer
la mirada oceánica del mar, es rutilar…suscitar
La noche desvelado ser, que en el columpiado amor
ha de sostener, la guía, la maniobra elemental
con que el vuelo del trigal amanecido sin temor
entre el asombro de magnéticas esclavas, sol sentimental
en el júbilo que fragua la centella que es verdor
sobre el ciego rasgo que elucubra sin la miel
su solo aroma entre la nieve del clavel
y asume su rústico candor, que rojo es al ardor…
Que nieva en el claustro desigual la noche que en su vuelo
da vista al anzuelo entre las alas del rubor
que sobre el ciego esplendor del mediodía, añora en el recelo
la fragua de tu melancolía doblegando sinfonía de un rústico esplendor,
a sola fragua, a nocturno, desacierto en el timbal del ruiseñor
donde la fruta del sol ve el amanecer, y acopia sü verdor
clara añoranza a su púrpura candor
que aún tremola en la víspera del mar y es el azul señor…
…Nada que me detenga a cabalgar
la saeta del Verano! La noche ciega
la más oscura estrella, y apega
el corazón la diurna llamarada, despegar
en sus alas la lluvia que se anega
a despertar el efluvio cual promesa del verano
en su sosiego, piélago de mar que el rostro entrega
a su dorsal, en la quimera de tu estrella, de tu mano…
Rostro que sueña en el semblar la diestra
de su mirada en el navío de su broche,
y al solazar el perdido manto nos demuestra
el sigilo y las estelas que se agrupan en la noche!
Perdido mar, que enhiesto prohibiría
la cuna alegre y triste sepultura de las horas
en el desván que al cielo ahoga en las panojas
de su celada mano, lienzo, librería!
A la doncella que en el viento no licua llamarada
a su estática y fluvial gota acerada y desigual
cuya certeza acervada en la destreza estival
su luna agota la mirada de su sal enamorada…
A su distante carbunclo junto a tea descifrada
y noche presta su rubor de plata cincelada
a su fragante mohín de estrella solazada
y su bandurria de nogal, de estrella destemplada!
A sü silencio, nativa, de entre el vuelo
velamen presto, oscila junto al cielo…
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