La mar, mi primer amor!

Gabriela Gomez escribió:

La mar, mi primer amor!

Oh mar, hermosa doncella, la más fina, la más grande, la más bella entre las bellas. Vanidosa como ninguna otra nunca se queda atrás y orgulloza de su reliquia “de velo de seda empapada color del cielo”, por todo el mundo danzando va.
Es protagónica en muchas historias, la guía de aquellos quienes colonizaron el universo y no se dieron cuenta que lo más hermoso del mismo era el lugar por donde iban navegando. Eres el reflejo de la historia, conoces cada secreto de cada colonizador, de cada naufrago, de cada barco hundido, de cada tesoro perdido y pirata asesinado. Inmenso espejo, también, el reflejo de las estrellas, la luna, el sol y todo lo que en cielo alumbra sin batería y chilla como si se fuera a explotar; les das la bienvenida en tus aguas como si fueran a caer; lo que te convierte en un segundo cielo, la única diferencia es que tú pones los reflejos al alcance de aquellos vividores que desde mas cerca lo queremos disfrutar.
Y porque el cielo no puede ser un segundo mar? Es lo que todos se han de preguntar. Es que tú eres única, graciosa, suave, cariñosa, te dejas ver sin telescopio, tocar sin traje de “marimonauta” y no hay que pasar por pruebas bruscas para poder sobrevivir a tu bravura. Al contrario; eres la más delicada de todas, la más detallista, la más cercana al ser humano y al resto de criaturas que te visitan.
Y qué me dices de tus tesorillos bebé? Si, aquellas obras de arte en miniatura que le dan un toque singular a tu hermosura. Por ejemplo las ostras, salvajes castañuelas que van como locas pellizcando su prójimo; y que me dices de los corales?, pequeños árboles babosos de millones de colores hermosos que decoran tu hundido paisaje; y como olvidar los peces?, "aves y animales marítimos" con aletas y escamas, dependientes del fruto de tu apasionada relación con el resto del universo.
Tu constante delicadeza es digna de admirar, aunque también tienes tus momentos revoltosos los que de seguro a nadie le gustaría presenciar. Siempre que he visitado tu morada y explorado con delicadeza, entre tu cálida bienvenida y el masaje que me das me aferro a tu energía serena, sedante, celestial y una vez en contacto con tus inmensas y diversas posesiones, colecciones de curiosidades, no quisiera salir jamás.

Oh mar!, se buena y vuélveme sirena, oh mar! da igual si me volvieras ballena, si me volvieras espuma o si me volvieras coral.