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por Copos de nieve, son claros soles de alba
de luna de menta y de miel, dorados carbunclos que fulgen
la sombra con sombra y laurel. Ramilletes refulgen
cristales de agua y süeño de malba,
idéntica sombra pregona el laurel que desviste el ocaso
multitud del abrazo certero del mar
sobre elogio austero la lluvia trincar
en sü vuelo de asombro produce si acaso…
La noche certera relame un oscuro palpitar,
de nieve, de encanto, de bruma y de mar
que sobre las alas de tu suspirar
anhela la fragua que endulza mi amar.
Pira que goza el carbón y las piñas del bosque
donde tus diurnos cabellos son alas de estoque
a sü silbado viento las aras surque mi oro vasto:
el Sol que deslumbra la miel que tu pelo embasto…
Dulzura de asombro, la melancolía
su fruto de mar, su mar y la mía
sedienta desnudez que su nácar prohibía,
sü velamen recto, su junco bebía…
Su verano descalzo fue oprobio en la noche,
carbunclo disperso que asembla sü broche
misántropo dócil que su desnudez hablaba
el largo del mar era troncha a su aldaba...
Carbunclos y risas las alas trepaban
sü llanto bermejo, su azul columpiaban
tras la noche secular sü ornato era orfebrería
y se gemía, a través de las ventanas, blanca nieve
y su hirsuto vaivén de luna lavaría
con las blancas sonrisas los copos de cristal, que llueve…
Oro tu mies tus campos de lavanda
entre tus piernas mi amor renace, ¡Anda!
Cinética escultura tu pregón de bruma solitaria
es Sirena de enhiesta forma que gentil ya se adüeñara
de la sobria, -mi mudez- que arrendataria
en tu joven corazón alienta lo que diera…
Mi gozne fue flüir tras la doncella
de aquella puerta, que milagrosamente abierta
nuncia canora es, la mente bella
ostentando la mirada que concierta!
Al poeta, región es, entre timbales
murmullos y cantos de amor, son mis umbrales…
de luna de menta y de miel, dorados carbunclos que fulgen
la sombra con sombra y laurel. Ramilletes refulgen
cristales de agua y süeño de malba,
idéntica sombra pregona el laurel que desviste el ocaso
multitud del abrazo certero del mar
sobre elogio austero la lluvia trincar
en sü vuelo de asombro produce si acaso…
La noche certera relame un oscuro palpitar,
de nieve, de encanto, de bruma y de mar
que sobre las alas de tu suspirar
anhela la fragua que endulza mi amar.
Pira que goza el carbón y las piñas del bosque
donde tus diurnos cabellos son alas de estoque
a sü silbado viento las aras surque mi oro vasto:
el Sol que deslumbra la miel que tu pelo embasto…
Dulzura de asombro, la melancolía
su fruto de mar, su mar y la mía
sedienta desnudez que su nácar prohibía,
sü velamen recto, su junco bebía…
Su verano descalzo fue oprobio en la noche,
carbunclo disperso que asembla sü broche
misántropo dócil que su desnudez hablaba
el largo del mar era troncha a su aldaba...
Carbunclos y risas las alas trepaban
sü llanto bermejo, su azul columpiaban
tras la noche secular sü ornato era orfebrería
y se gemía, a través de las ventanas, blanca nieve
y su hirsuto vaivén de luna lavaría
con las blancas sonrisas los copos de cristal, que llueve…
Oro tu mies tus campos de lavanda
entre tus piernas mi amor renace, ¡Anda!
Cinética escultura tu pregón de bruma solitaria
es Sirena de enhiesta forma que gentil ya se adüeñara
de la sobria, -mi mudez- que arrendataria
en tu joven corazón alienta lo que diera…
Mi gozne fue flüir tras la doncella
de aquella puerta, que milagrosamente abierta
nuncia canora es, la mente bella
ostentando la mirada que concierta!
Al poeta, región es, entre timbales
murmullos y cantos de amor, son mis umbrales…
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» Tu cuerpo se desviste...
» Déjame unir mi mano con la tuya...
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