UN RÍO SOBRE UN ÁRBOL.

Si te duermes,
regresa cuando despiertes
o nos damos la vuelta,
quizá halle la certidumbre
o tu cuadrado concéntrico
debajo de la hoja,
o los asteroides
aleteando el trazo,
si te duermes,
el sueño apura
y el río sobre el árbol
se sacude.
Si te duermes,
con las migajas del aburrimiento
sobre un trozo de periódico arrugado
avanzaran espectros y penumbras
y ni siquiera será suficiente
buscar en vano,
y la última duda
dejará en la sombra
lo que más amamos,
el balcón con su encaje
con el primer hallazgo,
junto al latir de la luna
sobre los templos,
cuando la luz enmudezca
se apagará la llama.
Después;
no existirá nada
que otra vez nos convoque.

Si me duermo,
espero verte al despertar
con tu sonrisa de ángel
y tu sombra acogedora
de polvo de estrella moribunda...

si me duermo,
y al cerrar los ojos,
tu rostro divino,
ilumina mis pesares
y mis sueños... y mis pesadillas...
Estaré esperándote al final del sendero,
no te quepa duda.

Si me duermo,
desmayado en el recuerdo
sobre el liezo de tus besos...
acudirán espectros y fantasmas
para atizar la hoguera
y no te pierda en el olvido...

Después;
me ahogaré en tu vientre de princesa
y no existirá nada
que otra vez nos separé.

(Me gusta montarme en los poemas que me tocan para travesiarlos en una forma loca de conversar con ellos... perdona la intromisión, pero me provocó con alevosía y ventaja).

Es un poema filosófico marden, al menos, así me lo propuse.
Un río se asemeja al deseo del agua,y su naturaleza es moverse obedeciendo a la gravedad, si encuentra un obstáculo acumula presión y erosiona poco a poco lo que retiene, pero la naturaleza del río de la vida, el agua, de lo que estamos formados, obliga a fluir.
Todos los ríos acaban por desembocar en el mar y encuentran el camino de mínima resistencia, y si atendemos con nuestra consciencia a lo interior en vez de fijarnos en lo exterior, encontraremos otro camino, como un río, y quizá así, pueda surgir el verdadero conocimiento del amor.
Gracias por tu poema.
Un abrazo.