Sigilosa, al viento, una mañana
lento candil de soleada bruma,
palpitar desollando la serena
mirada del viento, y cautelosa suma
del unísono trato de la flor, radiante tea
solicitud arrítmica tarea que las plantas
asoman en su virtud, junto a albacea
restingada del cauto admirador de tantas…
Donde se desdobla la mañana,
y el perfume a beso de una aldea
supura el distinguido fluir, temprana
del joven sabor, perfume sea
la única flor que de flores enlazadas
aclaran la bandurria alada del poeta
junto a joven esplendor la ciega veta
que en su justo latir vertiginoso, son rosadas.
Arroba un mástil la líbida pasión,
melancolía de una noche, que en el sagaz
estoque de su lento palpitar, en la ocasión
de verter en su cuna la proeza suspicaz
que redobla el intento de volar
arroba un sueño, y es su negro palpitar
la desnudez de su caoba despertar
bajo el relieve que englosa estimular
La única tarea que su fruto se presiona
atisbando la marea de su doble oscuridad
que al témpano del hielo llama libertad
de erosionar la luna del desvelo, y ocasiona
el único semblante en la honda rigidez
de su oprobio que razona la lírica esbeltez
del lírico pensar, apasionado, y que desola
los límites del casto frenesí cuando tremola.
Al solo hecho de fraguar la desnudez
de la palabra, del eco, de su cuerpo, su cabello
desdeña el claro suspirar la mórbida esbeltez
del canto de sus ojos, que profana el latir bello
de su consonante adorno que exorna la centella
de mi ramo de rosas, asiduo canto llama
la centuria de su minúscula rama
donde cabe el admirar diáfana estrella…
Sobre el verde clamor de su silencio
llama bruma, al ardor de su cuello
que el claro perfume, claro del cabello
enaltece la locura de su brisa hasta que el vacío
esculpe con su ciénaga raíz donde querella
aquella luna que cabe en la plata de tu estrella,
y zozobra encumbrando la diadema
de la púrpura y distante, cálida gema…
Que en su fragua oscila al despertar
su sano intento de rumiar una palabra,
que sella en el ahínco la suave paloma que al distar
de su cuna, en su cielo vuela hacia su obra…
Y sopesa el vago aroma su silüeta
y desborda el fragor de una bandada
el latir, el latir de enamorada
que a mi sano corazón acrisola, bien discreta…
Al efluvio de su néctar, en su vuelo,
baja hasta el sueño hacia sus pies, del suelo...
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Última edición por caminandobajolalluvia el Lun Mar 05, 2012 7:25 pm, editado 1 vez
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